Con el tiempo y el esfuerzo, lograron adquirir un horno pastelero que les permitió aumentar su producción. En 1993, las primeras docenas de alfajores llegaron a los estantes del supermercado Topsy, una marca histórica de Neuquén. Desde entonces, su fama ha ido creciendo hasta llegar a las grandes superficies y a locales especializados en productos regionales. A pesar de este crecimiento, la familia ha mantenido su esencia artesanal y el sabor casero que los ha caracterizado desde sus inicios.
En 2019, Mariel y Orlando cedieron el mando del emprendimiento a la siguiente generación: su hija Belén y su yerno Hernán Siede. Desde entonces, Hernán ha sido parte fundamental en la continuidad del legado de "Bardas del Neuquén". Con orgullo, destaca que han mantenido la calidad de los productos que tanto valoran los consumidores locales y turistas. Además de los clásicos alfajores, hoy elaboran nuevas variedades, como los rellenos con dulce de frambuesa, bañados en chocolate blanco y los glaseados rellenos con dulce de manzana.
Hernán comenta que la marca no busca la masividad, sino el compromiso con la calidad y el cuidado de sus clientes. La empresa, que emplea actualmente a siete personas, mantiene un enfoque artesanal que es apreciado por los neuquinos y por aquellos que visitan la ciudad. Incluso, la fama de estos alfajores ha traspasado fronteras: recientemente, uno de sus productos llegó a China como parte de un regalo familiar, lo que demuestra el valor que los neuquinos en el exterior otorgan a este sabor distintivo de su tierra.
El Centro PyME-Adeneu ha brindado apoyo a la empresa mediante financiamiento para la adquisición de equipamiento, lo que les ha permitido diversificar y aumentar su producción. También han participado en ferias promocionales como la "Tienda de Sabores", lo que ha contribuido a consolidar su presencia en el mercado regional.
El éxito de "Bardas del Neuquén" no se debe solo a la calidad de sus productos, sino también a la identidad que han construido a lo largo de los años. El nombre de la marca es un homenaje a la geografía local, una referencia a las bardas que rodean la ciudad de Neuquén. Hernán Siede, yerno de los fundadores, destaca cómo este nombre ha sido un elemento clave para posicionarse en el mercado. Los turistas no solo compran un alfajor, sino que se llevan una parte de la identidad neuquina, lo que ha convertido a "Bardas del Neuquén" en un referente indiscutido en la oferta de productos regionales.
La continuidad de la tradición familiar es otro aspecto esencial en la historia de la marca. Belén y Hernán, al tomar las riendas del negocio, no solo heredaron las recetas y los secretos de la cocina, sino también la responsabilidad de mantener los valores que sus fundadores inculcaron. Esto se refleja en cada decisión que toman, desde la selección de los ingredientes hasta la relación con los clientes y proveedores. "Bardas del Neuquén" ha logrado evolucionar sin perder su esencia, manteniéndose fiel a sus raíces y a la elaboración artesanal que tanto valoran sus consumidores.
A futuro, la empresa enfrenta el desafío de seguir creciendo sin comprometer la calidad que los distingue. Aunque tienen la capacidad de expandirse, Hernán prefiere mantener un control riguroso sobre el proceso productivo para garantizar que cada alfajor conserve ese sabor casero que los ha hecho famosos. Con el apoyo de organismos como el Centro PyME-Adeneu, la familia Benegas-Siede continuará participando en ferias y eventos, llevando el nombre de "Bardas del Neuquén" a nuevos mercados, pero siempre con el compromiso de ofrecer un producto auténtico y artesanal.
Alfajores Bardas del Neuquén: un emblema de tradición y sabor
Los alfajores "Bardas del Neuquén" se han convertido en un símbolo de la capital provincial, consolidándose como uno de los souvenirs preferidos por los turistas que visitan la ciudad. La historia de esta empresa familiar comenzó en 1985, cuando Mariel Russo y Orlando Benegas decidieron emprender en el mundo de la repostería. En su hogar, junto a la colaboración de los padres de Mariel, "Cacho" y "Pochi", comenzaron a elaborar una variedad de productos como tortas, masas secas y bocados dulces, pero fueron los alfajores de maicena y chocolate los que se convirtieron en su producto estrella.