Desde septiembre de 2013, en Chos Malal, funciona la planta de procesamiento de fibras, en la estación agrozootécnica, adonde se reacondicionó un galpón para tal fin. Se realizan hilados para enviar a potenciales comercializadores y tejedurías, con una maquinaria especial. Se trata de las Mini Mills (tecnología importada desde Canadá), adquiridas por el estado provincial.
A través de su uso se puede incorporar al proceso de acopio, el lavado, secado e hilado de la fibra, multiplicando el valor agregado de la producción, cerrando la cadena de valor textil y apuntando a mejorar el ingreso de los crianceros.
Existe otra planta en Zapala, pero el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), proyecta instalar una más en una localidad del desierto de Río Negro en plena Meseta de Somuncurá.
Según cifras que barajan especialistas del Centro PyME-Adeneu y la Subsecretaría de Producción de Neuquén, solo el área de Chos Malal, con una población de 500 mil chivas y 100 mil ovejas, produce 500 mil kilos de fibras de alta calidad. Un número muy superior a los alrededor de 10 mil kilos que se producen hoy. Una vez transformada la fibra en hilo para la industria, su comercialización representa un negocio de más de 600 millones de pesos anuales en una región apartada y de difícil acceso. En la actualidad la fibra mueve allí $12 millones por temporada.
De Chos Malal al mundo
Las fibras neuquinas de cabras son cada vez más anheladas por los diversos centros internacionales de la moda. Su pureza llamó la atención del diseñador Martín Churba quien organizó el año pasado una muestra exclusiva a partir de este producto. Churba, con negocios en Tokio y Dubai, reconoce que “es una fibra de lujo nacional, es la primera vez que me pasa en mi carrera de poder ofrecerle a los argentinos y al mundo una fibra sofisticada hecha en Argentina”.
Emprendimiento
La planta es el resultado de un proyecto interinstitucional impulsado por el gobierno provincial a través del Ministerio de Desarrollo Territorial, Centro PyME-Adeneu y otros organismos, en el que intervienen el municipio local, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).
El cambio cultural no es sencillo en lo absoluto, tal como las cabras son producto de una privilegiada combinación genética, sobre la que convergen condiciones climáticas y alimenticias excepcionales, también los crianceros son dueños de una fuerte tradición donde la obtención de fibra no representa una de sus metas cotidianas. En el país, la producción de fibras caprinas se concentra en la Patagonia, sur de Mendoza y oeste de La Pampa.