Desde el año 2000, la superficie total de vid en el país se ha mantenido en torno a las 201.095 hectáreas. Sin embargo, la composición de los viñedos ha cambiado drásticamente. Las variedades ACE, que incluyen cepas como Malbec, Torrontés Riojano y Syrah, han incrementado su participación del 60,4% al 74%, reflejando una preferencia por uvas de mayor calidad. Este crecimiento está liderado por las variedades tintas, que representan el 77,6% del total.
En la Patagonia Norte, Neuquén ocupa el sexto lugar nacional en superficie destinada a uvas aptas para elaboración, con 1.552 hectáreas, de las cuales un notable 99,3% corresponde a variedades ACE. El Pinot Negro se destaca como la cepa de mayor crecimiento en esta provincia, mientras que el Cabernet Sauvignon ha mostrado una disminución significativa.
Río Negro, en tanto, ocupa el séptimo lugar nacional con 1.191 hectáreas destinadas a uvas para elaboración. Aunque esta provincia ha visto una reducción del 49,4% en su superficie vitivinícola desde el año 2000, su apuesta por las variedades ACE ha sido contundente. En 2024, estas representaron el 88,7% del total, un notable incremento respecto al 71% registrado en 2000.
El Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) subraya que la Patagonia se ha enfocado en la calidad en lugar de la cantidad. Este enfoque responde tanto a las exigencias del mercado interno como a las demandas del consumidor internacional, que busca vinos premium con características únicas.
La diversificación de cepas también ha sido un factor clave en la región. Variedades como Pinot Gris y Traminer están ganando terreno, ampliando la oferta y posicionando a los vinos patagónicos como una opción innovadora y auténtica para los consumidores.
Además del impacto productivo, la vitivinicultura en la Patagonia ha impulsado el turismo enológico. Las bodegas locales atraen a visitantes que buscan experiencias exclusivas, fortaleciendo así la economía regional. Neuquén y Río Negro, con su combinación de condiciones climáticas excepcionales y una apuesta decidida por la excelencia, se han convertido en destinos de referencia para los amantes del vino.
Aunque algunas variedades blancas como Chardonnay y Sauvignon Blanc han disminuido en superficie, otras como el Torrontés Riojano en Neuquén han mantenido su presencia. En Río Negro, el Chardonnay se destaca como la única cepa blanca con un crecimiento significativo, consolidando su posición en el mercado.
El Malbec, en particular, sigue siendo la variedad insignia de la vitivinicultura argentina. Su crecimiento en hectáreas cultivadas es una muestra del protagonismo que esta cepa tiene no solo a nivel nacional, sino también en los mercados internacionales.
El Cabernet Franc, aunque menos extendido, ha mostrado un desarrollo prometedor en Río Negro, contribuyendo a la diversificación y sofisticación de los vinos patagónicos. Este fenómeno refuerza la percepción de que la región es una tierra de oportunidades para la vitivinicultura de alta calidad.
El INV concluye que Argentina está atravesando una etapa de reconfiguración en su industria vitivinícola, con la Patagonia como uno de los pilares fundamentales de esta transformación. La preferencia por variedades ACE no solo eleva el prestigio del país como productor de vinos premium, sino que también abre nuevas puertas para el desarrollo económico y cultural de la región.
En definitiva, la Patagonia Norte se afianza como un actor estratégico en la vitivinicultura argentina, combinando innovación, excelencia y tradición para consolidar su lugar en el mapa mundial del vino.
La Patagonia: un pilar en la vitivinicultura argentina de alta calidad
En las últimas décadas, la vitivinicultura en Argentina ha atravesado una profunda transformación, consolidándose como una de las actividades productivas más estratégicas del país. Dentro de este panorama, la Patagonia Norte, con sus provincias de Neuquén y Río Negro, emerge como una región clave gracias a su apuesta por las variedades de Alta Calidad Enológica (ACE), que representan un cambio cualitativo en la producción de vinos nacionales.