La firma Patagonia Energía es propiedad de Joseph Lewis, al igual que la estancia Lago Escondido, donde se emplaza la central hidroeléctrica que está compuesta por seis turbinas de 1,2 megavatios (MW) de potencia cada una. 7,2 MW es la mitad de la potencia del diseño original.
En una recorrida de prensa, se explicó que el lugar de captación de agua es sobre el río Escondido, que nace en el lago homónimo. Allí se fabricó una rejilla con una “intervención mínima” sobre el cauce. Si bien se colocó un caño de un metro setenta de diámetro, luego todo se dejó tal como estaba.
“A máxima potencia, la central va a derivar 3,5 metros cúbicos por segundo. El río es del orden de 7 a 10 metros cúbicos por segundo promedio anual. En las épocas de bajo caudal de agua, se derivará 1 metro cúbico por segundo y si es necesario parar la central, se parará”, señaló José Michaux, gerente de Patagonia Energía.
La longitud de la tubería es de 6 kilómetros hasta donde está ubicada la turbina y se ha disimulado a través de soterramientos en el bosque. “No se afecta a la calidad del agua ni de forma física ni química, no la transformamos en nada. Sólo se deriva, se toma la energía con la máquina y se la devuelve al río, más oxigenada que antes. La obra toma muy poca intervención sobre el medio ambiente, ya que todo va enterrado. El bosque se recompuso en las zonas intervenidas, se dejaron verdes y no se nota que por allí está la tubería”, agregó Michaux.
“El Departamento Provincial de Aguas (DPA) es el organismo de control, porque el río Escondido es agua pública y se puede observar a través de una pantalla en Viedma en tiempo real. Además, el DPA medirá que no se tome más agua del río de la debida ni tampoco por debajo de 1 metro cúbico por segundo”, aseguró Julio Simón, asesor ambiental del proyecto.
Además, agregó que “se hizo el esfuerzo para no impactar el medio ambiente, se cumplieron las normativas provinciales y que se brindan soluciones elementales”.
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