Durante el reconocimiento, se dejó colocada una placa de Comercio Histórico.
Ana Capriolo, dueña del negocio, comentó que su padre -el fundador- en un principio vendía forrajes porque toda zona era sector de chacras. “Al tiempo empezamos a vender productos de tamaño grande como aceites de 5 litros, harina de 50 kilos y funcionaba como un ramo general", contó.
En 1968 llegan de su Villa Huidobro natal Américo Luis Capriolo y María del Carmen Palmes.
Américo comienza trabajando en una conocida casa de repuestos de la ciudad de Cipolletti y María del Carmen, docente, comienza trabajando en una mueblería también muy conocida de la ciudad de Neuquén.
Luego de pasar por los depósitos de Molinos Fénix, se instalan en el barrio Limay. Comienzan sus actividades vendiendo forrajes para las chacras circundantes a la zona donde viven y con un vecino traen chivitos de la zona de Chos Malal. Agregan a la venta leña, carbón y gas envasado.
Como había bastante gente que se acercaba al galpon se comenzó a vender mercadería de dimensiones especiales como harina de 50 kg, aceite de 5 litros y azúcar de 10 kg.
En 1976 se abre la despensa Capriolo, primer referente del supermercado. A partir de ese momento la clientela fue respondiendo y, gracias al esfuerzo de sus propietarios en brindar respuesta es que en 1989 ya tenían un salón que adquirió el formato de Autoservicio.
Para esa fecha la empresa contaba con 4 camiones que realizaban entregas de pedidos en el interior de la provincia de Neuquén en la zona de Piedra del Águila, Picún Leufú y represas, tratando de cubrir una necesidad Insatisfecha en esos tiempos y lugares. En 1992 se amplía el salón de exposición y en 1993 se vuelve a realizar la última ampliación que agrega todo el sector de panificación propia.
Ana contó que en ese momento empezó a ser más popular el comercio y, además, se fue poblando el barrio. Por último, relató que "se incorporó panificados, hasta hoy en día que es un supermercado".
"Crecimos entre las góndolas", expresó Capriolo quien resaltó que pese a los años aún es un mercado familiar que emplea a 60 personas de manera directa.
Gustavo Capriolo hijo de los fundadores, comento que el reconocimiento no fue solo para la familia, sino que también para los empleados, clientes y proveedores del local. "Con los empleados se tiene un vínculo de familia, muchos de los trabajadores están hace tiempos, algunos son como mis hermanos, es lo que genera la pyme que se forman lazos emocionales que van más allá de lo profesional y de lo laboral".
Con respecto al futuro es profesionalizar la empresa, sin perder la esencia de ser una pyme neuquina familiar que trata de igual a igual al cliente. No descartan ser una e-commerce pero sin perder la calidez que se le da al cliente que visita el local que antes de ser el supermercado era la casa de los Capriolo.
En relación a los proveedores, se trabaja en particular con los productores locales de chivitos y corderos del norte neuquino. "Nuestra idea es privilegiar al productor local porque somos de Neuquén, porque creemos en la circulación del dinero en la región". La organización de las compras de los chivitos y corderos está a cargo de Américo que con sus 77 años fue quien comenzó la venta de chivos en los inicios del comercio.
“Por iniciativa del intendente Gaido queremos reconocer a los comercios históricos que tanto han hecho y hacen en la ciudad”, manifestó Gerardo Gutiérrez, titular de la Unidad de Coordinación de Promoción de Actividades Públicas y Relaciones Institucionales.
El funcionario destacó que para desarrollar este comercio fue necesario “pelear, trabajar y no claudicar entre tantas cuestiones adversas que han transitado a lo largo de los años y décadas. Ellos son un ejemplo de esos comercios arraigados en el corazón de cada vecino y es un orgullo compartirlo”.