Cada semana, 20 toneladas de filete fresco de trucha son enviadas desde Neuquén a través del aeropuerto de Ezeiza hacia las ciudades de Miami y Los Ángeles, para su distribución en Estados Unidos y Canadá. Además de exportar filetes frescos, la empresa también vende truchas congeladas, principalmente a países asiáticos como Malasia, Tailandia y Japón. Este crecimiento ha permitido que el 85% de la producción sea destinada al mercado externo, con una proyección de ingresos de entre 30 y 40 millones de dólares en 2024.
La expansión ha sido vertiginosa. En 2021, se produjeron 300 toneladas de trucha; en 2022, 900 toneladas; y para 2023, la cifra alcanzó las 2.100 toneladas. Se estima que a finales de 2024 se cosecharán 6.500 toneladas. Además, el proyecto prevé alcanzar las 10.000 toneladas anuales para 2026. Este desarrollo se ha visto respaldado por la calidad de las aguas del río Limay, que ha permitido obtener certificaciones internacionales como la BAP de 4 estrellas y la ASC, lo que refuerza la posición de Neuquén en el competitivo mercado de los salmónidos.
Además del impacto exportador, el crecimiento de esta industria ha sido una fuente significativa de empleo en la región. Desde sus inicios, la acuicultura en Piedra del Águila ha pasado de emplear a 28 trabajadores en 2020 a más de 426 en 2024. Si se incluyen empleos indirectos, el número asciende a 526 personas vinculadas a la producción y exportación de truchas.
Con un futuro prometedor, la acuicultura en Neuquén se posiciona como una de las cinco actividades más importantes de la provincia. A su vez, Río Negro se prepara para unirse a esta tendencia con proyectos en desarrollo en el lago Alicurá, lo que refuerza el potencial exportador de la región.
El éxito de la acuicultura en Neuquén está estrechamente vinculado al apoyo del Estado y a la inversión de capitales privados. La planta de faena en Piedra del Águila, construida con fondos públicos y luego concesionada por 20 años a la empresa Idris Patagonia SA, fue un factor clave para el despegue de esta industria. El acuerdo entre Neuquén y Río Negro para el uso compartido de las aguas del río Limay también facilitó el crecimiento de la producción, permitiendo el desarrollo de un modelo eficiente y escalable que ha permitido cumplir con las exigentes demandas de los mercados internacionales.
Un desafío importante que enfrentan las empresas acuícolas es mantener la constancia en las entregas semanales de productos frescos. Según Lucas Maglio, country manager de Idris Patagonia, la complejidad radica en garantizar la calidad y cantidad necesarias para los clientes del exterior. Esto requiere un control exhaustivo de toda la cadena de producción, desde la cría y el engorde de los peces hasta su procesamiento y distribución. La certificación de calidad "libre de antibióticos" y las certificaciones internacionales BAP y ASC han sido cruciales para posicionar a la trucha neuquina como un producto premium en los mercados más exigentes del mundo.
El potencial de crecimiento de la acuicultura en la región no solo beneficia a Neuquén. En Río Negro, se están desarrollando proyectos en el lago Alicurá que podrían replicar el éxito alcanzado en Piedra del Águila. La experiencia neuquina sugiere que, con un enfoque sostenible y regulado, la acuicultura en la región tiene el potencial de convertirse en una de las principales fuentes de ingresos por exportación en la Patagonia. Esto no solo fortalecerá la economía local, sino que también consolidará la reputación de la región como un proveedor confiable de productos acuícolas de alta calidad.
Neuquén impulsa la exportación de truchas a Estados Unidos
Neuquén ha diversificado su economía con un nuevo actor en su matriz productiva: la acuicultura. Desde 2021, la provincia comenzó a exportar truchas criadas y faenadas en Piedra del Águila hacia mercados internacionales como Estados Unidos y Canadá. Este desarrollo es el resultado de una sinergia público-privada, con la planta de faena inaugurada en 2022 y concesionada a la empresa Idris Patagonia SA. Con una inversión de capitales chilenos que inició en 2017, la producción se ha multiplicado seis veces en solo tres años, y la mano de obra, 18 veces, generando un impacto económico significativo en la región.
Tu opinión enriquece este artículo: