La iniciativa fue impulsada por el Ministerio de Planificación y la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería (ENSI), con el objetivo de identificar potenciales compradores del producto, esencial para la operación y mantenimiento de reactores nucleares. Se trata de una medida que busca abrir un canal de negociación directa con el mercado global mientras se define el destino de la planta a nivel nacional.
Fuentes oficiales confirmaron que las cartas de intención recibidas no constituyen contratos de venta, aunque sí implican compromisos de cooperación comercial a mediano y largo plazo. Los acuerdos preliminares tendrían una vigencia de hasta siete años y están vinculados a las dos líneas de producción de agua pesada que posee la PIAP.
Por motivos de confidencialidad, el gobierno neuquino no reveló los nombres de las compañías interesadas, aunque trascendió que entre ellas se encuentran firmas de Canadá, China y Europa, con trayectoria en el desarrollo y mantenimiento de reactores nucleares. Entre las mencionadas en oportunidades anteriores por el Ejecutivo provincial figuran Isowater, Candu Energy, Wuhan Spectral Isotope Technology y Merk.
El plazo para la presentación de cartas de intención, que inicialmente vencía el 15 de septiembre, se extendió hasta el 30 por razones logísticas y administrativas. Pese a la prórroga, las autoridades provinciales celebraron el resultado de la convocatoria como una señal de interés internacional hacia la planta neuquina.
“La PIAP tiene una capacidad técnica y un conocimiento únicos en la región. Con esta convocatoria, Neuquén demuestra que está dispuesta a liderar la reactivación sin depender de los tiempos de Nación”, destacaron desde el entorno del ministro de Planificación, Rubén Etcheverry.
La Planta Industrial de Agua Pesada, ubicada a 50 km de la capital neuquina, fue inaugurada en 1993 y es considerada la mayor instalación de su tipo en América Latina. Su paralización desde 2017 se produjo tras la finalización de los contratos con Nucleoeléctrica Argentina S.A., principal demandante del producto.
El proceso de reactivación requeriría una inversión multimillonaria y un plazo de ejecución estimado de dos años, además de la actualización tecnológica de los sistemas de producción y control. Aun así, la administración provincial considera que el interés de empresas extranjeras constituye un primer paso concreto hacia la recuperación de la planta.
El gobierno neuquino sostiene que la captación de socios y compradores internacionales es una condición indispensable para garantizar la sustentabilidad operativa y económica del proyecto. Además, busca posicionar a la provincia como actor relevante en el sector nuclear y energético, con capacidad de exportar insumos de alto valor tecnológico.
La PIAP fue diseñada para producir hasta 200 toneladas anuales de agua pesada, utilizada como moderador y refrigerante en los reactores tipo CANDU, que emplean uranio natural como combustible. Su producción es considerada estratégica para el ciclo nuclear argentino y para la proyección científica del país.
Con esta iniciativa, Neuquén intenta recuperar un activo industrial clave, al tiempo que envía una señal política hacia el gobierno nacional: la provincia está decidida a avanzar en la gestión y valorización de sus recursos estratégicos, aun frente a la falta de acompañamiento financiero de la administración central.
El interés internacional por el proyecto refuerza la posibilidad de que la PIAP vuelva a operar bajo un esquema mixto, combinando participación estatal y capital privado. Para el gobierno provincial, el objetivo es claro: reactivar una planta emblemática, preservar su capital humano especializado y reposicionar a Neuquén en el mapa energético y tecnológico del país.