“Primero quiero agradecer este reconocimiento y lo voy a dedicar a quienes empezaron con esta empresa: fueron mi marido Dante y mi suegro Tulio. Ellos llegaron a la Argentina en el año 1948, mi marido estudió en Buenos Aires y mi suegro trabajaba allá, una vez que se recibió, en el año ’59 llegaron acá a Centenario. Su primer trabajo, mi marido trabajó en la ENET de Neuquén y trabajaba en una tornería en Cipolletti, tenía los dos trabajos y mi suegro se dedicaba a la construcción. Dos años después pudieron comprar un terrenito en el casco viejo, donde empezó a funcionar la tornería en Marcial Bravo 450 y mi suegro como tenía idea en construcción empezó a hacer un saloncito.
Estamos hablando del año 1961, más o menos, cuando empezó la construcción, se compraron algunas máquinas, el torno y empezó a funcionar ahí la tornería”, comento Ida.
En relación al nuevo local, Andrés comentó que “nosotros después de hacer el salón allá, ampliamos la tornería. Hicimos un salón hasta adelante, hasta la calle y anexamos ferretería. Después pensando que sobre la ruta siempre se trabaja mejor, en el año ’87 cuando esto empezó a ser un loteo, decidimos comprar el terreno acá. Siempre mi marido, muy visionario, siempre con la visión; ya se dedicaba más al petróleo, trabajaba mucho cuando se hizo el Chocón con la empresa que lo construyó; también, dio mucho trabajo”.
El comercio se encuentra en la nueva ubicación desde el 2011 y desde el año ’63 que la familia tiene la primera licencia comercial.
El comercio tiene un vínculo especial con la localidad, es por eso que Andrés comenta que “es un honor este reconocimiento, a mí me tocó ya en la segunda/tercera etapa porque esto lo arrancó mi nono y mi papá; seguir con lo mismo me apasiona. Estudié en Centenario, en un colegio industrial y tratamos de compartir siempre para estar muy de la mano del crecimiento de Centenario, porque nuestro comercio va muy de la mano con la industria, todo lo referido a la economía directa de lo que es la ciudad. Siempre acompañé a mi familia, ahora tengo a mi sobrino también trabajando acá con nosotros, a mis hijos también les gusta esto. Trabajamos con muchas empresas de acá de Centenario y también con Neuquén porque se expandió la empresa”.
Los clientes siempre los acompañaron. El perfil de la empresa fue cambiando porque en aquellos años se trabajaba muy directo, había muchos aserraderos y después fue cambiando un poco la característica del negocio; la parte de la fruticultura fue un poco en decadencia, los aserraderos fueron desapareciendo; entonces hubo que hacer un cambio hacia otro tipo de empresas, se dedicó más a lo que es lo vial, lo petrolero, lo gasífero. Siempre se trató de amoldarse y capacitarse en ese tipo de industrias.