Acosta inició su camino agrícola con manzanas y peras, pero optó por reconvertir su emprendimiento. Con el asesoramiento del Centro PyME-Adeneu, organismo dependiente del ministerio de Economía, Producción e Industria, evaluó distintas alternativas y se inclinó por la almendra por su entrada en producción más rápida en comparación con otros frutos secos como la nuez, el pistacho o la avellana.
La primera experiencia fue en 2019 con tres hectáreas, incorporando prácticas técnicas como la definición de la distancia de plantación y la formación de troncos largos libres de ramas para permitir la cosecha mecanizada.
El productor destacó que la mecanización es un factor clave para la rentabilidad del cultivo. Siguiendo esa premisa, recientemente adquirió un tractor y una cosechadora mecánica que vibra, recolecta y despelona las almendras, eliminando el principal cuello de botella de su producción.
Parte de esta inversión se concretó gracias a un crédito otorgado por el Gobierno provincial a través del programa Más Pymes, Más Futuro. Acosta adelantó que el próximo paso será incorporar mecanización en las tareas de poda, una práctica que observó en España durante una gira técnica organizada por el Centro PyME-Adeneu junto a otros productores de la región.
En 2020 el emprendimiento dio un salto importante con la instalación de riego presurizado en toda la plantación y un sistema de defensa activa contra heladas en cinco hectáreas. Un año más tarde, completó la superficie actual con el respaldo financiero del Centro PyME-Adeneu.
La experiencia de Senillosa y de productores como Acosta refleja el potencial de la diversificación productiva en la provincia, donde actualmente existen 58 productores que suman 470 hectáreas implantadas con frutos secos. El avance tecnológico, el financiamiento y la asistencia técnica se presentan como pilares para fortalecer esta actividad emergente en Neuquén.
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