Desde sus inicios en el año 1975, Eduardo Rodríguez, originario de Lautaro, Chile, dedicó su vida al oficio de zapatero, transmitido de generación en generación por su tío abuelo y padre. La zapatería se convirtió en un referente en la ciudad, ofreciendo servicios de reparación de calzado y marroquinería de alta calidad. A lo largo de los años, la familia Rodríguez también incursionó en la provisión de artículos para zapateros, demostrando su capacidad de innovación y adaptación a las necesidades cambiantes del mercado.
El evento de reconocimiento contó con la presencia de autoridades locales y miembros de la comunidad. Gerardo Gutiérrez, titular de la Unidad de Coordinación de Promoción de Actividades Públicas y Relaciones Institucionales, expresó su alegría por celebrar y homenajear a negocios que han contribuido significativamente al crecimiento de la ciudad. "Es una caricia al alma para ellos", afirmó Gutiérrez. Zapatería Rodríguez es el comercio número 54 en recibir esta distinción en la capital neuquina.
Eduardo Rodríguez, emocionado por el reconocimiento, agradeció al intendente y a sus clientes por el apoyo brindado a lo largo de los años. Recordó sus raíces familiares en el oficio y compartió cómo desde los 15 años comenzó a reparar zapatos. "Este oficio me dio la oportunidad de crecer, tener mi familia y casa", afirmó, resaltando el valor y la importancia de su labor.
El negocio familiar ha perdurado a través del tiempo y actualmente es atendido por Eduardo, su esposa Teresa Malivu, su hija Mariela Rodríguez y su hijo Diego Rodríguez. Durante décadas, han servido a una amplia gama de clientes, incluidas figuras notables como el Sr. Jorge Sobisch, Salvatori, Gutierrez y Pechi Quiroga.
El homenaje a Zapatería Rodríguez no solo reconoce su compromiso con la excelencia en el servicio y la contribución al tejido social de Neuquén, sino que también sirve como testimonio de la importancia de los comercios locales en el desarrollo de la comunidad. Con la nueva placa en su fachada, el legado de Zapatería Rodríguez se inmortaliza en la historia de la ciudad, recordando a todos la dedicación y el esfuerzo de una familia que ha dejado una huella imborrable en la comunidad neuquina.
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