Conozcamos a otro de los speakers que estará dentro del panel de “Influencers, Redes Sociales, Atención al Cliente y Creatividad” del evento de comunicación digital y redes sociales más importante del país (ver acá). Su exposición la denominó: "Cultura de la Influencia y Disidencia: cuando las redes son un campo de batalla".
Si bien para Balmaceda es difícil autodefinirse influencer porque “es un título que te dan otros”, empezó a desandar el camino de las redes sociales hace diez años atrás, “cuando las redes sociales comenzaban, yo ya estaba activo y produciendo contenido”, dice.
Entiende que está más cerca de un usuario más, en el promedio, que un “mega” influencer, “pero tengo la fortuna de haber creado una suerte de comunidad con la que me vinculo y crezco”, comenta.
Es que desde sus proyectos digitales, como los podcasts “Filosos” o por el newsletter que envía todos los jueves “Sabiduría Pop” (cuenta historias de grandes canciones), revela que “mi opinión es tenida en cuenta. Creo que cuento con una visibilidad interesante en temas vinculados con la filosofía y la reflexión sobre la tecnología, lo que me pone orgulloso”.
Además de su labor como docente de filosofía e investigación en varias universidades, escribe semanalmente para La Nación y Clarín, entre otros medios relevantes. “El aislamiento social me encuentra muy activo, estoy escribiendo mi segundo libro de filosofía y estoy dándole los toques finales a Cultura de la influencia, un libro que escribí con Miriam De Paoli y Juan Marenco” menciona.
En un primer análisis sobre cómo la “comunicación” la está pasando en esta cuarentena (y la pandemia, incluida), dijo que “la crisis del COVID-19 nos sorprendió a todos y se reveló como fuente de muchos desafíos pero también oportunidades. Los entornos digitales siempre fueron un espacio de mayor libertad y experimentación, y en la Argentina en ocasiones son menos tenidos en cuenta que la publicidad tradicional”.
En ese sentido, cree que “se volvió entonces una chance para que la inversión crezca y se prueben nuevas cosas. De hecho, siento que hay más propuestas de las marcas tradicionales en sus pautas digitales que en los medios más convencionales”.
Es interesante como Balmaceda explica el proceso de “digitalización” que todos vemos en las compañías, marcas y empresas, debiendo sobrellevar este proceso quizás algo acelerado.
Él se apoya en lo difícil que “es tener una perspectiva histórica de contextos de pandemia porque no son frecuentes y nuestras generaciones no conocieron un momento histórico como éste. Pero si uno analiza lo que sucedió con la Peste Negra en el siglo XIV o la Fiebre Amarilla del siglo XIX, es claro que no hubo cambios de rumbo en los procesos de transformación históricos de ese momento, sino una profundización del escenario actual. En ese mismo sentido creo que la transformación digital que se venía dando en muchos ámbitos ahora se profundizó, pero también está dejando en claro quiénes estaban en mejores condiciones para hacer el cambio de mindset y quiénes no”.
En el #SMDayArgentina del próximo martes 30 de junio (especial edición online para todo el mundo!), hablará sobre Cultura de la Influencia y disidencia, cómo el ecosistema de comunicación actual de las redes sociales se volvió una plataforma para que sectores vulnerables o marginalizados de la sociedad tengan una voz propia y formen comunidades con el potencial para cambiar la realidad.
En el final nos deja una reflexión respecto a la labor que los comunicadores e influencers tienen en momentos como estos, Balmaceda remarca que “tenemos la obligación de siempre transmitir contenidos fiables y que no generen miedos innecesarios, además de tratar de fomentar hábitos saludables en relación con los consumos de pantalla y con los demás”.
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