Daniela Weigandt es ingeniera civil, tiene 27 años y es oriunda de Entre Ríos. A su corta edad ya vivió en España y ahora sus días laborales están dentro del “open space” de Malón. Conoció nuestra ciudad hace algunos años atrás, pero en su segunda vuelta a la capital neuquina piensa que podrá volcar todos sus conocimientos de planificación urbana, luego del Máster que terminó en ese país europeo.
“Cuando me enteré que abrían un espacio de coworking en Neuquén comencé por entusiasmarme, tengo la experiencia de haber vivido afuera y allá se trabaja y mucho con esta modalidad colaborativa, pienso que esta apertura va a fortalecer los emprendimientos de cada uno”, reflexiona a la primer consulta periodística. Y agrega que “allá hay profesionales de extensa trayectoria que han adoptado al coworking como un sistema de trabajo, eso lo vi y lo viví, creo que acá estamos empezando a dar los primeros pasos”.
Ya en el cóctel de inauguración, Weigandt explicó a IN Neuquén que “me enteré poco tiempo antes de su apertura, vi que la inauguración iba a realizarse a los pocos días de mi nueva llegada a la ciudad, y eso realmente me motivó”.
Esta ingeniera trabaja a distancia para un importante Estudio de Arquitectura que tiene su sede central en Madrid, desde allí llegan las comunicaciones a su espacio dentro de Malón, la tecnología actual actúa en beneficio de esta situación, dejando el tiempo y las distancias de lado.
“Como el urbanismo es una disciplina que permite flexibilidad y la incorporación de otras profesiones, creo que acá en Malón voy a sentirme a gusto, pensar un proyecto que involucre a una ciudad determinada junto a otros profesionales, es positivo” razona ella.
Actualmente está involucrada en el desarrollo de una nueva urbanización para un sector de Mendoza, que incluye nueva disposición de espacios para el transporte y sus habitantes, entre otros puntos. De todas maneras se ilusiona con algo a nivel local, “más allá de que este sea un espacio de trabajo, creo que vamos a compartir experiencias y ojalá de esta nueva etapa surja algo nuevo a futuro”, nos dice previo a terminar este primer diálogo.
“Me encanta la energía que hay, me gusta que hayan distintas disciplinas, creo que es muy valioso”, augura ya en el final de la charla con nuestro portal.
Llega el turno de conversar con Tamara Neer, otra joven, su profesión: abogada. Ambas coinciden en varios aspectos respecto de las consultas anteriores realizadas a Daniela, “siento que este es mi lugar, tuve experiencias laborales anteriores pero luego de llegar de México, sentí que acá iba a empezar a conocer mi nuevo camino como profesional”, ya en boca de otra de las nuevas integrantes de Malón.
Neer adoptó al igual que Weigandt el pack “plus” para trabajar en Malón, de las tres modalidades de contratación de espacios (diario y por 10 días, son las restantes), esta misma es la que les permite tener libertad de días en el mes para desarrollar sus ideas y proyectos, además de poder solicitar la Sala de Reuniones, “juntando dos turnos y atender a todos mis clientes acá”, nos explica esta chica neuquina.
Luego de tener labores por fuera de su profesión actual, y más allá de estar cerca de los tres años de obtenido su título como abogada, ella nos remarca que “trabajar lo hago desde que tengo 16 años, conocí en el BPN mis primeras experiencias, mientras estudiaba tenía que trabajar, también estuve en un estudio de abogados que tenía una financiera, allí estaba en un ambiente cerrado y en relación de dependencia, sentía que no era el lugar que yo buscaba”.
Así fue que decidió renunciar, “me fui a México, sabiendo que mi techo en ese lugar era muy corto, pensé primero en descontracturar de esa rutina, lo necesitaba y luego cuando sentí que debía volver lo hice y acá estamos, en esta nueva etapa”, comenta Tamara sentada junto Daniela, quien espera por las fotografías para este artículo.
A esa vuelta, ella nos cuenta que “si bien al llegar me sumé a un equipo de trabajo que tenía como especialidad el derecho penal, que es una parte de mi trabajo que me apasiona, sentí que ese equipo ya estaba armado y mi necesidad es otra”.
Allí entendió que “tenía que arrancar sola, estaba segura de eso, primero fue difícil tener que atender en algunos bares y locales de café, y más allá de tener varias ofertas de trabajo, porque de esas simples experiencias mi nombre estuvo en consideración de otros colegas, yo quería empezar a construir algo que no veía en Neuquén y sin la ayuda de nadie”, remarca en su alegría por el lanzamiento de Malón. “Me interesa y mucho poder desarrollarme junto a otras áreas profesionales, no quiero tener un estudio jurídico convencional, quiero buscar en otro lado, hay nuevos negocios y mercados que debemos explotar y en esa búsqueda siento que voy”, nos indica Neer como pensando a futuro.
Fue un jueves antes del cierre de las inscripciones para las primeras reservas de espacios, día en el cual ella se anotó para recibir un email, que desde Fidtech enviaban a quienes tenían intenciones de formar parte de este primer Malón (leer primer nota acá), es un estudio de perfil que la firma coordinadora realiza antes de dar el “OK” a las incorporaciones.
Para el final, Tamara asegura que justamente estar rodeada de personas que tengan visiones diferentes y proyectos completamente distintos, la ayudarán, “creo poder nutrirme de todo este ambiente”, y agrega que la estética del lugar, claro está, rompe con las reglas típicas de una oficina de abogados, “seguramente a mis clientes les gustará tanto como a mí, pienso ejercer el derecho porque me encanta y aprendo con mis colegas, pero lo haré también desde otro ámbito de trabajo, muy diferente a lo que se conoce acá”.
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