La utilización de arena, uno de los principales insumos que demanda la explotación de Vaca Muerta, muestra un notable crecimiento en los últimos años a medida que se incrementaron la cantidad de fracturas por pozo.
El récord de consumo de arenas de fractura en el país se produjo en 2019, con 1.403.624 toneladas, un 32,7% más que el año anterior, cuando se utilizaron 1.057.457 toneladas. A causa de la pandemia de coronavirus, que derivó en la paralización de las actividades de perforación, el año pasado la cifra se derrumbó hasta las 355.657 toneladas, según cifras difundidas por la cuenta de Twitter @Petroleo_Arg.
Sin embargo, el dato que explica que Vaca Muerta haya seguido batiendo récords de producción en plena pandemia es el incremento constante en la longitud de las perforaciones y de la cantidad de agua y arena inyectadas por pozo.
En lo que va de 2021, se han consumido 13.572 toneladas de arena por pozo, un 68% más que el año pasado y casi el doble de las 7.755 toneladas de 2019. Si se la compara con las 4.524 toneladas de 2017, hoy se está utilizando tres veces más arena por pozo.
Este incremento forma parte de lo que la industria petrolera denomina High Density Completions. La incorporación de nuevas tecnologías y de prácticas aumentaron la eficiencia a lo largo de todo el proceso de fabricación de pozos.
“La curva de aprendizaje del play Vaca Muerta llevó cinco años para comprender la mecánica del reservorio, la productividad de los pozos y su correlato con la longitud de los pozos y el número de fracturas. La longitud de los pozos se incrementó fuertemente a partir de 2018 mientras que la cantidad de fracturas por pozo creció a partir de 2017”, explicó a Carlos Gilardone, Manging Director de la consultora FDC, especializada en ingeniería de exploración y producción.
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