El reconocimiento fue impulsado desde la secretaría de jefatura de gabinete, en conjunto con diversas áreas municipales como derechos humanos, turismo, finanzas, gobierno, infraestructura y modernización. El acto contó con la presencia de autoridades y de integrantes de la familia que lleva adelante el comercio desde hace décadas.
La secretaria de jefatura de gabinete, María Pasqualini, valoró el aporte cultural y económico de este tipo de comercios tradicionales. “Nuestras abuelas y mamás cosían. Hoy, gracias a los cursos de diseño y alta costura, muchos jóvenes también están retomando esta práctica. La mercería vuelve a tener un rol protagónico”, expresó.
Pasqualini también destacó la relevancia simbólica de La Nueva Reina como parte del patrimonio comercial de la capital neuquina. “Es una mercería muy reconocida porque forma parte de la historia de Neuquén. Por eso hoy es un día muy importante para nosotros”, añadió durante el evento.
El momento más conmovedor del acto llegó cuando el actual propietario del comercio no pudo tomar la palabra debido a la emoción. Su hijo, Maximiliano Andrade, se encargó entonces de relatar los comienzos y la evolución de la mercería a lo largo del tiempo.
Andrade explicó que el local fue fundado en 1975, aunque su actividad comercial ya existía desde algunos años antes. En sus inicios, el negocio estaba ubicado sobre Avenida Argentina, pero tras la crisis económica del 2001, la familia decidió trasladarlo a su ubicación actual para continuar con su actividad.
En 2013, la familia Andrade asumió la dirección del comercio, con el objetivo de renovar su imagen sin perder la esencia original. “Quisimos darle una mirada más joven”, explicó Maximiliano. Como anécdota, recordó que muchos clientes se sorprendían al ver a un vendedor tatuado detrás del mostrador, rompiendo con los estereotipos tradicionales.
Durante el acto también participó María Teresa Abarzúa, esposa del fundador de La Nueva Reina, quien brindó detalles del origen del comercio. Recordó que todo comenzó con un hombre llegado desde Tucumán, quien abrió una sucursal en Neuquén en un contexto en que pocos lo conocían.
Abarzúa relató que una de las estrategias para atraer clientes fue ofrecer créditos en el hospital local, con el objetivo de ganarse la confianza de los primeros compradores. Ese gesto marcó el inicio de una relación cercana entre el negocio y su comunidad.
La esposa del fundador también compartió detalles sobre el modelo de negocio que permitió su permanencia durante más de cinco décadas. Afirmó que mantener un stock variado y de calidad fue siempre una prioridad para el local, lo que fortaleció su reputación.
“Vendíamos muchas medias y de calidad, y eso era parte de nuestra tradición”, recordó Abarzúa con orgullo. Este tipo de productos, junto con una atención personalizada, fueron claves para fidelizar clientes durante generaciones.
Con este homenaje, la Municipalidad de Neuquén continúa reconociendo a los comercios históricos que han sido parte del crecimiento de la ciudad. La placa instalada en la fachada de La Nueva Reina no solo rinde homenaje a su historia, sino que también reafirma su valor cultural en el entramado urbano.
El reconocimiento forma parte de una política municipal que busca destacar y preservar la memoria viva de la ciudad a través de sus emprendimientos emblemáticos. Comercios como La Nueva Reina son testimonio del esfuerzo sostenido de generaciones de familias neuquinas.
La historia de esta mercería no solo refleja la evolución del comercio local, sino también los cambios culturales y sociales en el consumo, el diseño y la producción textil en la región. Su permanencia es ejemplo de adaptación, compromiso y pertenencia.
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