El negocio fue fundado por Walter Ramín y Antonio Oses, quienes además crearon el mayorista ROR, la juguetería Papá Noel y la ferretería El Arca de Noé. Con el tiempo, sus esposas Nélida e Irma y luego sus hijos se sumaron al trabajo diario. En la década del 90 la sociedad se disolvió y la familia Ramín continuó al frente, convirtiendo al bazar en el más importante de la ciudad.
Desde sus inicios, el local se caracterizó por la atención personalizada de sus dueños, especialmente de Walter, quien aún con 93 años es habitual verlo conversando con clientes o supervisando las góndolas.
El cierre llega tras un año difícil para la familia, marcado por el fallecimiento de la esposa de Walter. Desde entonces, su hija Claudia se dedicó a acompañarlo y su hijo Fernando asumió la conducción del negocio. La decisión de bajar la persiana se tomó de manera conjunta, entendiendo que la etapa estaba cumplida y que era momento de nuevos rumbos.
Durante agosto, el bazar ofrece rebajas de entre 40% y 50% en toda su mercadería. El depósito está lleno de artículos que incluyen platos, vasos, copas, ollas, sartenes, fuentes, utensilios de cocina y envases, productos que durante décadas fueron parte de la identidad del comercio.
Fernando recordó que el éxito del negocio se sostuvo gracias al trabajo duro, el sacrificio y el compromiso familiar. “No había sábados ni domingos libres. Crecimos acá, entre copas y platos, viendo a mi papá atender con una sonrisa”, expresó.
La competencia creciente también influyó en la decisión. Aunque siempre compitieron con grandes cadenas y otros comercios locales, Fernando señaló que la llegada de nuevos jugadores que “revientan el mercado” hizo más difícil sostener la actividad.
El anuncio del cierre provocó la llegada de numerosos clientes, no solo de Neuquén sino también de ciudades cercanas como Cipolletti, Centenario y Cinco Saltos. Muchos compartieron anécdotas y recuerdos, destacando la atención familiar y el trato cercano que caracterizó al bazar.
Vecinos como Juan Carlos, de Cipolletti, y Luis, de Neuquén, recordaron haber comprado allí desde hace décadas. Otros, como Graciela, señalaron que el local fue un punto obligado para quienes se casaban o renovaban su vajilla.
La tristeza por la despedida se refleja en los clientes y en los propios empleados, algunos con más de 30 años de antigüedad. En total, cinco trabajadores serán indemnizados. “Son parte de la familia. Vamos a ayudarlos si deciden emprender por su cuenta”, afirmó Fernando.
Uno de ellos, Walter Rosales, lleva 35 años en el bazar y comenzó a trabajar allí a los 15. “Siendo empleado de comercio pude comprar mi casa con ayuda de mi patrón”, relató, destacando la generosidad de Ramín.
El cierre del Bazar Para Ti marca el fin de una era para el comercio neuquino, dejando en la memoria colectiva una esquina cargada de historias, donde la atención personalizada y el trato directo fueron la esencia de su permanencia durante casi siete décadas.
En las últimas semanas, el local se ha convertido en un punto de encuentro para quienes buscan aprovechar las ofertas, pero sobre todo para quienes quieren despedirse de un símbolo del comercio tradicional de la ciudad.
El 30 de agosto, cuando baje la persiana por última vez, se cerrará también un capítulo de la historia de Neuquén que quedará grabado en el recuerdo de generaciones de clientes.
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