La particularidad de este sector radica en que el 95% de las exportaciones de vinos de la Patagonia está concentrado en las manos de las diez principales empresas. Un análisis más ajustado revela que las cinco principales firmas acaparan más del 80% de las exportaciones regionales, mientras que las tres primeras alcanzan cerca del 70%.
Es importante contextualizar estos datos considerando que la producción vitivinícola en la Patagonia abarca cuatro provincias: Neuquén, Río Negro, La Pampa y Chubut. Aunque estas provincias contribuyen con 107,600 hectolitros (según datos oficiales de 2022), las dos primeras, Neuquén y Río Negro, representan casi el 94% de esta producción total. Este indicador se eleva aún más en las exportaciones, donde estas dos provincias aportan más del 98%.
En cuanto a la evolución de las exportaciones de Neuquén y Río Negro en la última década, se observa una disminución en la participación de Neuquén, mientras que Río Negro ha tomado un rumbo ascendente. Según expertos, esto se atribuye a nuevas empresas en Río Negro que han impulsado estrategias exitosas de posicionamiento de productos y marca en los mercados internacionales.
Las diferencias entre estas dos provincias se acentúan al analizar los valores FOB unitarios. A pesar de que Río Negro logra los mejores precios, la escala de producción de Neuquén es significativamente superior, lo que plantea desafíos y oportunidades para ambas regiones.
Sin embargo, el sector vitivinícola de la Patagonia enfrenta un nuevo obstáculo: las retenciones a las exportaciones, que el gobierno de Javier Milei reinstauró al 8% sobre el valor FOB declarado. Aunque estas retenciones se habían eliminado en septiembre para productos regionales con procesos de industrialización en todo el país, la industria vitivinícola fue excluida de estas medidas.
Esta decisión ha generado preocupación en el sector, no solo por la carga impositiva, sino también por la incertidumbre creada por los cambios de políticas gubernamentales. Mario González, presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina, expresó su inquietud, destacando la importancia económica y social del sector vitivinícola como generador de valor agregado y empleo en la economía regional.
En este contexto de retenciones, el desarrollo pleno del sector se ve obstaculizado en un momento en que las exportaciones de vinos argentinos experimentan una consistente disminución. El futuro de la industria vitivinícola de la Patagonia dependerá de la capacidad del gobierno y del sector para encontrar un equilibrio que promueva el crecimiento sostenible y la competitividad en los mercados internacionales.
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