Si bien Humberto Canale fue el precursor de la industria vitivinícola en la patagonia, el pasado de renombre se extiende para toda la familia Canale. Primero por parte de sus abuelos, y luego de sus tíos, desde principios del siglo XX la familia de Barzi estuvo íntimamente asociada a la industria alimenticia. Las panaderías y empresas de galletitas, bizcochitos y alimentos varios se vendieron ya hace tiempo, pero la bodega, nunca. “ Y como tercera generación de esa familia Canale vengo yo, por parte de mi madre, que fue una Canale”, precisó Guillermo.
Es que los Barzi, con Guillermo padre a la cabeza, mantienen hasta el día de la fecha en manos familiares la bodega que fundaron sus antepasados en General Roca. Y la hicieron crecer y madurar para convertirse en algo mucho más grande de lo que una vez siquiera se soñó.
“Y hoy con la familia tenemos dos actividades principales, una es la de vinos finos de Río Negro y la otra es la de frutas frescas para exportación. Estamos operando en casi 650 hectáreas, de las cuales 150 hectáreas son de viñedos de alta calidad enológica donde sobresalen el merlot y pinot; y en frutas frescas estamos produciendo cerca de 12 millones de kilos”, comentó el empresario.
Los Barzi exportan el 85% de sus peras, manzanas, y frutos de carozo. Y con los viñedos (con los que producen un millón y medio de kilos de uva por año), elaboran vinos de primera calidad que venden en un 70% en el mercado interno, y el restante 30% a más de 30 países de todo el mundo. Al respecto, Guillermo resaltó que “Con nuestra marca tradicional, Humberto Canale, y con Marcus, estamos en condiciones de competir al mayor nivel internacional”.
Y agregó que la base de la perduración y el éxito de la empresa es que están integrados en todos sus negocios, ya que están “Integrados en el sentido de que para la fruta, por ejemplo, producimos, tenemos el packing y el frigorífico... y hace 45 años nos integramos al grupo PAI (Productores Argentinos Integrados), con los que hoy somos los segundos exportadores de fruta de Argentina”.
Con la cuarta generación de empresarios (sus dos hijos) a la empresa, llegó al negocio mucha innovación tecnológica. Pero quizás lo que más cambiaron fueron otras formas, como miradas de ver el trabajo y el entorno desde donde se lo concibe. “El uso de los recursos, el suelo, el agua; gastar la menor energía posible, están totalmente metidos dentro de lo que les es importante, que tanto de eso en mi época no se pensaba”, sentenció Barzi sobre el giro hacia pensar en factores tales como la sustentabilidad en sus actividades.
Hace años que Guillermo relegó el mando de sus empresas a los más jóvenes, pero sin perder su voz ni voto. “Mi hijo mayor hoy es responsable de toda el área vitivinícola (Guillermo). Y mi otro hijo es el director de la parte frutícola, y maneja el área financiera (Germán)”, sentenció. Pero Barzi padre sigue como presidente, y desde el área de relaciones institucionales aporta sobre las decisiones estratégicas de la empresa, ya que “Cuando hay despelote, los que tenemos canas tenemos para aportar”.
El presente y el futuro se muestran entrelazados para los Barzi. “Por la parte frutícola hemos comprado algunas propiedades y hemos aumentado cerca de un 35% nuestra producción, e invertimos en galpones de empaque nuevos para crecer junto con el nivel de exportaciones. Por eso, cuando vos hablás de fruta, donde en una plantación invertís US$ 45.000 o US$ 50.000 por hectárea y tenés que esperar 5 o 6 años para que tenga producción, cuando tomás decisiones siempre es a largo plazo”, indicó Guillermo.
Y con respecto al área vitivinícola, todos los años están plantando de 7 a 10 hectáreas de plantaciones nuevas, de pinot, de merlot, de malbec y sauvignon blanc; para no quedarse atrás de la competencia mundial, que es con la Bodega Humberto Canale se mide.
De todas formas, el tema más delicado que vivió Guillermo fue uno ajeno al de las inversiones, o a la volatilidad de los mercados: fue la continuidad familiar. “Porque hace cinco años tenía un sólo hijo metido en el proceso, que manejaba la parte vitivinícola, y para la otra mitad de la compañía ya estaba pensando incorporar ayuda externa. Pero hoy ya me siento tranquilo, porque sé que está en muy buenas manos”.
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