El proyecto Álamos comenzó con la construcción de 54 departamentos modulares de uno y dos dormitorios, concluidos en apenas seis meses. La rapidez del proceso respondió a la metodología off site, en la que el 90% de los módulos se fabrica en planta bajo techo y solo un 10% se completa en el lugar de destino, reduciendo riesgos y mejorando la calidad final.
Actualmente, el complejo cuenta con una ocupación del 95%, sostenida por contratos corporativos de empresas vinculadas a la actividad hidrocarburífera en Vaca Muerta. El resultado alentó al grupo a continuar con la tercera etapa del proyecto, que incluye 52 unidades adicionales y se complementará con un hotel modular de 90 habitaciones y un área comercial.
La propuesta funciona bajo un sistema de pool de renta con administración fiduciaria, que proyecta una rentabilidad anual del 12% en dólares. Esto posiciona a Álamos como un modelo atractivo para inversores y como una solución habitacional flexible para empresas que requieren alojar personal en la zona.
El contexto de Añelo, marcado por el crecimiento acelerado de la industria energética, impulsó a Edisur a implementar la construcción modular como alternativa competitiva frente a los sistemas tradicionales. Una obra que con métodos convencionales podría extenderse entre 30 y 36 meses, bajo este esquema puede completarse en seis a nueve meses.
El director del grupo, Horacio Parga (h), explicó que la metodología permite producir y montar 3.500 m2 en seis meses, lo que equivale a un edificio de 15 pisos. La velocidad de ejecución se convirtió en un factor clave para el mercado neuquino, donde la demanda de infraestructura habitacional y de servicios crece al ritmo de la expansión de Vaca Muerta.
La apuesta por Neuquén también responde a la necesidad de contar con espacios de calidad en una zona de difícil acceso logístico y con condiciones climáticas adversas. En ese sentido, la construcción modular resultó una herramienta para garantizar plazos y control de calidad, dos aspectos esenciales para los inversores y las compañías que operan en la región.
Edisur no solo contempla continuar con proyectos habitacionales en Añelo, sino también ampliar su presencia en otros puntos de la Patagonia. Según Parga, el objetivo es llegar a mercados donde se necesita construir rápido porque la rentabilidad depende de los plazos de entrega, como ya ocurrió en el caso neuquino.
La experiencia en Añelo mostró además que este modelo es escalable a diferentes formatos, desde viviendas hasta hoteles y áreas comerciales. Esto permite responder a la demanda integral de una localidad que crece como polo energético y que requiere soluciones habitacionales, de servicios y de infraestructura en tiempos breves.
La incorporación de la metodología BIM en los proyectos le permite al grupo anticipar posibles errores antes de iniciar la obra. Según Parga, esto se traduce en ahorros significativos y en un mayor control de las etapas constructivas, aspectos de gran valor en un mercado tan exigente como el neuquino.
El interés de Edisur en la región también está acompañado por su modelo de integración vertical, con fábricas propias de steel frame y aberturas de aluminio, lo que refuerza su capacidad de controlar costos y plazos. Esta estructura interna le da flexibilidad para encarar proyectos de gran escala en un contexto desafiante como el patagónico.
En un escenario marcado por altos costos en dólares e inflación, el grupo considera que la recuperación del crédito hipotecario podría potenciar aún más el mercado inmobiliario. Mientras tanto, apuesta por la innovación constructiva para sostener su crecimiento y consolidar su presencia en Neuquén.
Con Álamos, Grupo Edisur posiciona a la provincia como un laboratorio de nuevas soluciones constructivas, que no solo responden a la necesidad del sector energético, sino que también abren la puerta a un modelo replicable en otros mercados de la Patagonia y del país.