Adquirir participaciones en proyectos de financiamiento colectivo. Esa fue la máxima con la que los dueños de la Clínica Moguillansky buscaron socios para comprar en marzo un ecógrafo y empezar a ganar dinero con él. Pero además (desde el mes pasado), también le empezaron a pagar un poco de las ganancias a los inversionistas que pusieron la plata para adquirirlo.
La inversión, según se dejó constancia en la página de recaudación que intermedia entre la institución y los pequeños ahorristas, “consiste en un préstamo para financiar la compra de un ecógrafo que va a administrar Medicina XXI S.A en nombre de los inversores. El ecógrafo será para expandir el servicio de ecografías de la Clínica Moguillansky por la alta demanda del mercado”.
Es que la Clínica Moguillansky se encargó de comprar y poner en operatividad el ecógrafo, con el compromiso de que “trabaje la mayor cantidad de tiempo posible”. Luego, con un porcentaje del dinero recaudado con las prácticas, le paga una rentabilidad a todos quienes sumaron su parte para adquirirlo.
La rentabilidad variable estimada consiste en el 3% de los ingresos brutos del ecógrafo por trimestre. Para el cálculo de la misma la Clínica “posee un poderoso sistema que resuelve de forma integral todas las necesidades de control inteligente y monitoreo del rendimiento de sus centros de diagnóstico”, anunciaron en la página sesocio.com, desde donde se buscó la financiación. Este sistema, denominado EGES, “indica cuál fue el rendimiento de cada equipo médico que posee la clínica (fecha, cantidad de estudio, monto facturado, obra social, etc)”, remarcaron.
El proyecto, que se terminó de financiar en febrero, ya es un éxito en la página. Tanto es así que le siguieron otros del mismo estilo. Es que con una rentabilidad variable calculada según la cotización del dólar venta del Banco Nación (el último día de cada trimestre), de momento, quienes invirtieron en este ecógrafo se están llevando su dinero de nuevo a su bolsillo. Y los dueños de la clínica no pusieron ni un peso para conseguirlo.
Una idea brillante, aplicada en la zona a un rubro poco conocido. Eso sí, para los inversores, es una práctica que conlleva todos sus riesgos. Por lo que para aventurarse al crowdfunding, primero, es recomendable leer. Y mucho.