Lucrecia Oviedo vive en Neuquén, tiene 33 años, es madre, esposa y emprendedora. Su idea de emprender surgió con la necesidad de generar un ingreso, ya que la situación económica no era la deseada. “Mi idea era hacer algo que sea necesario para Neuquén y tenga que ver con la tecnología”, comentó la emprendedora.
Hace dos años, junto a su esposo, compraron la primera impresora 3D, “la más barata”, agregó Lucrecia y hasta hoy sigue imprimiendo.
“Al principio era como un juego o un hobby. Poco a poco empezamos a comercializar y nos destacamos en diseños del rubro Petroleo porque es la base de Neuquén”, explicó. A partir de la pandemia, empezaron a diseñar e imprimir regalos empresariales, prototipados industriales, medicina, arquitectura, hogar y juguetes, entre otros rubros.
En cuanto a la mano de obra, Lucrecia arma el diseño con varios programas de edición, en 2D a 3D y luego con una memoria la máquina se encarga de armar la pieza en 3D. Cada trabajo tarda entre 8 a 10 horas cada uno, luego se pintan para darle el detalle y se sellan con vidrio líquido, para protegerlos.
Oviedo confesó que, desde el avance de la pandemia por coronavirus en Neuquén, su trabajo fue aún mayor porque entregaban máscaras a personal médico, seguridad y las personas que ayudan en comedores.
Luego, empezaron a asistir a ferias como la del Paseo de Diseño en la Diagonal Alvear, los viernes y sábados por la tarde y todas las que organiza la Municipalidad.
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