La familia Eurnekián generó inversiones vitivinícolas a partir del 2006 cuando comenzó en Armenia (en los “orígenes del mundo del vino”), siendo uno de los principales productores del país con Karas, su propia bodega.
Ahora –y más allá de poder comprarla en 2009- la apuesta se focalizará en la bodega de más de 850 hectáreas que está ubicada en tierras neuquinas.
Juliana representa a la nueva generación de la familia y la jugada “local” se concentrará en fortalecer un nuevo posicionamiento de marca, redefinir su historia como bodega familiar, entre otras acciones. Con la incorporación de Ricardo Rebelo como nuevo CEO y miembro del Directorio, la empresa se asegura más de 25 años de trayectoria en el negocio bodeguero internacional.
Y para completar el nuevo “management” profesional, Santiago Bernasconi cumplirá funciones en la Dirección Comercial. El enólogo principal de la bodega es el joven Ricardo Galante.
“Tanto en Armenia como en la Patagonia aún está todo por hacer”, sostiene la joven Presidente de ambas bodegas, y agrega que “nuestra misión es unir el pasado y el futuro del vino, el principio del mundo con el fin del mundo”.
“El propósito es forjar una identidad que represente a la familia Eurnekián, definiendo un nuevo estilo en cada una de las líneas de vinos de Bodega Del Fin Del Mundo, reflejando la identidad del lugar”, acota Rebelo.
Juliana, con 30 años, “siempre va por más”, quienes la conocen mencionan que es una mujer accesible y que confía en la gente. Psicóloga graduada en la Universidad de Buenos Aires, y sommelier recibida en la Escuela Argentina de Sommelier (EAS) revela que “siete botellas de nuestros vinos de Argentina y Armenia se venden por minuto alrededor del mundo”.
Entre sus próximas novedades, Bodega Del Fin Del Mundo prevé nuevos lanzamientos, estilos enológicos y cambios de etiquetas acordes a su nueva imagen. La puerta para el éxito parece estar abierta mientras buscan el vino ícono de la familia Eurnekián.