Katia Benko es nacida en Neuquén. Inició su relación con la pintura a los 8 años y desde entonces despertó en ella la mejor herramienta de expresión, comunicación y conexión con el mundo que la rodea. La pintura en óleo es su técnica preferida y elegida al día de hoy, “los colores no tienen límites precisos, pueden esfumarse y lograr tonalidades nuevas, sensaciones inesperadas”, describe la artista.
“La creación de cada obra significa entrar en mi mundo, más allá del consciente, descubrir lo que siento”, explica Katia. Cada colección de arte contempla momentos bisagra o especiales en su vida. “Mi resiliencia, representa el inicio de una nueva etapa; un nuevo renacer en el contexto de esta gran pandemia y situación mundial. No se trata simplemente de recomponer los pedazos rotos sino de mezclarlos de una manera diferente para crear algo nuevo que nos permita crecer como personas”.
La segunda colección que se podrá contemplar este sábado en “Arte y Vino” está basada en el principio japonés de Ichinen – indica la entidad de la vida – y Sanzen – se refiere a los aspectos y fases cambiantes que esta asume-. “Las pinturas reflejan los diez estados o condiciones en las que una entidad de vida se manifiesta en el curso del tiempo: Infierno, Hambre, Animalidad, Ira, Humanidad, Éxtasis, Aprendizaje, Realización, Bodhisattva y Budeidad”, afirma Benko.
En la última colección la artista neuquina responde a las preguntas “¿Qué tipo de futuro imagino?” “¿Qué tipo de yo estoy tratando de desarrollar?” “¿Qué quiero lograr en mi vida?”. “Estas pinturas se convierten en el diseño de mi futuro. Cada obra es expresión de mi futuro. Cada una forma parte del proyecto y todas forman el proyecto”, reflexiona.
“Arte y Vino” es una iniciativa de la bodega patagónica que nació en 2010 con el objetivo de promover artistas regionales en exposiciones trimestrales. La exposición podrá visitarse en la sala Rosa de los Vientos de Bodega Familia Schroeder hasta el mes de marzo.
Además, la Bodega está diseñada especialmente para recibir visitas. A su atractivo natural se suma “la Cava del dinosaurio”, lugar en él se exhiben los fósiles de un ejemplar de 75 millones de años que fueron hallados durante la construcción de la bodega. Este descubrimiento inspiró el nombre de sus vinos y el restaurante Saurus, donde se puede disfrutar de la cocina patagónica, a cargo del chef Ezequiel González, con vista panorámica de los viñedos.