Su emprendimiento nació a principios del 2015, con el interés de ambas de aprender a soldar. A la fecha se consolidan como un espacio de diseño y fabricación de muebles a medida (y personalizados) en Neuquén, desde el cual se pone mucho esfuerzo a cada etapa del proceso de creación y elaboración de los mismos.
Desde sus palabras, nos contaron cómo ven su proyecto, el papel que implica ser mujer en el rubro, y un poco de sus planes a futuro.
¿Cómo describen el proyecto?
- Siempre decimos que las bases de nuestro proyecto están en la fuerza del hierro. Un material que aparenta dureza y rigidez, pero que inspiradas en sus cualidades logramos transformarlo en un producto con finalidades estéticas que cobran vida. El proceso molánico es mágico, y la magia no se explica.
Para MOLA, la importancia no está en qué hacemos, sino en cómo y para quién lo hacemos. Como cada persona es única, y las leyes que rigen ese proceso también lo son, no tomamos pedidos: decodificamos mensajes y materializamos ideas. Trabajar con esta metodología hace que las oportunidades para MOLA sean infinitas.
¿Cuál consideran que es el aporte más significativo que puede llegar a tener?
- Está claro que nuestros clientes ven un diferencial respecto a otras ofertas existentes en el mercado. El valor agregado del mueble reside en una nueva forma de crear.
Hoy entendemos que MOLA trasciende más allá del mueble y del proceso molánico. Para los que todavía nunca consumieron un producto de MOLA, la idea de dos mujeres herreras realizando un trabajo comúnmente masculino es lo que empatiza y sorprende.
Romper esquemas y empoderar a la mujer son dos aspectos que dan fuerza a la identidad de MOLA.
¿Cómo es para ustedes ser mujeres y trabajar en el rubro?
- Cuando decidimos aprender a soldar, nunca evaluamos la actividad en relación al género. Para nosotras la herrería implicó derribar miedos e inseguridades a nivel personal con respecto al uso de las distintas herramientas, es por eso que en el proceso de aprendizaje siempre estuvimos muy enfocadas en nosotras mismas. Y sinceramente no dimos lugar a pensar como lo veía el resto.
Con el tiempo empezamos a tomar dimensión de nuestros roles como mujeres en este ambiente de trabajo. Desde la experiencia siempre nos sentimos cómodas y de igual a igual tanto con herreros, proveedores y clientes.
¿Qué proyectos a futuro tienen en mente con el proyecto?
- Como dijimos anteriormente, si nuestra base es una metodología enseñable y transmisible las oportunidades para MOLA son infinitas. El hierro fue el puntapié para empezar, por lo que el proceso de creación molánico se puede llevar a cualquier material y es aplicable en todas las ramas del arte. No hay límites cuando de crear se trata.
Con casi cinco años a sus espaldas, MOLA seduce por su originalidad. El apoyo que han recibido por parte de otras mujeres emprendedoras y de diferentes instituciones las han proyectado hacia la mirada pública, y eso no hace más que otorgarles un “no se qué” que seduce y atrae hacia sus productos. Pero ellas, con su dedicada y sobresaliente labor diaria, asentaron su reputación y hoy se paran desde otro lugar: uno que se consolida día a día como un espacio único y diferente de diseño de muebles en la región.
“Hoy en día la mujer está en una lucha constante por obtener el lugar que merece en la sociedad, por eso, desde lo personal estamos convencidas que cuando somos fieles a nosotras mismas, nos valoramos y tenemos en claro a dónde queremos llegar, las oportunidades aparecen. Solo hay que perder el miedo y aceptar el desafío”, remarcaron sus protagonistas.