Leandro es productor artístico y docente de autogestión de artistas emergentes. Divide su tiempo entre su labor en Neuquén y las giras artísticas de su compañía (una SRL formada por artistas de diferentes disciplinas) por distintos países del mundo.
Nacido en Neuquén, estudió cine y teatro en la Patagonia, para luego continuar en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático, en Buenos Aires. Tiempo después se radicó en Alemania, ingresó a la Universidad de las Artes Folkwang donde estudió Danza y Teatro. Allí no sólo estudió durante seis años, sino que forma hoy parte del equipo de docentes. Nunca dejó de producir. Es autor de cincuenta obras que fueron presentadas en más de 20 países. Se han presentado en lugares como la Casa de la Ópera de Sydney, El Teatro Sadler’s Wells de Londres y muchos otros.
Hace tres años que decidió volver al país e instalarse cerca de sus seres queridos. “La vuelta nunca incomodó, fue una elección super consciente y por otras motivaciones que no son para nada profesionales”, nos cuenta.
De familia docente, él asegura que es algo que se lleva en los genes, así que también pensó en dedicarse a enseñar. Lo primero que tuvo que analizar era qué tipo de conocimientos y en qué formatos transmitirlos. Realizó posgrados de gestión cultural e identificó una gran falencia: todos están pensados para gestionar instituciones. Entonces cómo hace el artista para proyectar profesionalmente una carrera? Casi sorprendido pudo observar que hay muy poca interdisciplinariedad entre el arte y al emprendeduría. Por lo que se avocó a ello, le dio forma y contenido. Destaca un objetivo “volvete tu propio empleador” y en base a eso está desarrollando su proyecto docente, en formato online, en cooperación con la Universidad de las Artes Folkwang.
Actualmente busca la interface que sea más apropiada para su materia pero está seguro que muy pronto lo conseguirá. Sabe que eso llevará tiempo, cree que en uno o dos años el contenido de su materia podría ser más interesante para las universidades latinoamericanas, que conlleva también un trabajo de adaptación de contenidos.
Esta materia surge en su estancia en Alemania, la autogestión como tema de estudio. Cobra la forma de e-learning cuando vuelve a la Argentina. Aun está, dice él, en un formato “encapsulado”. Diseñado especialmente para la Universidad donde él se formó. Está en tratativas con otras dos instituciones europeas.
Sobre su formación, cuenta que arrancó estudiando cine y teatro en el IUPA de Rio Negro, ambas carrera al mismo tiempo pero quería más. Sus inquietudes lo llevaron a Buenos Aires, pero tampoco le alcanzó. “Era teatro muy psicológico, Strasberg, Stanislavski… Era la época de “De la Guarda” que se colgaban del techo, corrían, y yo quería eso, fisicalidad. Empezó a interesarme la danza también, fui al Teatro San Martín, pero no me veía con calzas tampoco. Escuché hablar de Pina Bausch, una directora alemana. Y allá me fui. Me preparé y me presenté en la audición. Éramos cerca de 500 aspirantes para entrar, de los cuales sólo ingresarían unos 20. A parte de las exigencias lógicas, también dependía mucho del perfil que buscaban. Yo no tenía mucha técnica, pero en esa ocasión estaban orientados a buscar perfiles más creativos. Yo venía de hacer cine, así que creo que eso fue lo que les interesó de mí”.
“La conocí a Pina Bausch, sus intérpretes fueron mis maestros durante 5 años y ahora soy profesor en esa misma Institución. La característica de su trabajo es que es muy físico y muy teatral. Hice propia esa técnica y a partir de ahí hago mis propias creaciones. Es por eso que mis obras giran por todo el mundo, porque no dependen d aun texto hablado. No trabajo con ficción, por lo general son obras que tienen bases documentales o generadas por investigación. El material lo genero leyendo diarios o reportes, y estoy todo el tiempo leyendo libros que tienen que ver con ciencia o con política, más que con literatura. Desde ahí se genera una ficción estética. En alemán se llaman ‘obras de desarrollo’, no hay una obra escrita antes de empezar un ensayo, si no que se empieza con un tema, las escenas siguen luego”.
Leandro cuenta que el Instituto Goethe se interesó en su trabajo y patrocinan varias de sus giras internacionales. “Me especialicé en teatro “no ficcional –no verbal”, volví al país y desde acá trabajo. La gestión de la SRL y la docencia online me insomne la mayoría de mi tiempo. Las clases las dicto vía streaming y sigo a mi compañía desde acá. Para los portes creativos nos juntamos todos en Alemania dos veces al años, de resto vivimos en 3 países y 7 ciudades”.
Al momento de esta charla se está yendo a realizar trabajos de dirección a Holanda y Alemania. Para junio tiene agendada una gira por Tailandia, Filipinas, Myanmar, y Malasia.
El espacio de trabajo de coworking le resulta ideal por la diversidad de emprendedores, y porque está en constante contacto con otros profesionales de diversas ramas. “Hoy, desde acá puedo gestionar todo, mi proyecto a nivel global, las giras de la compañía, las negociaciones con Festivales, y al mismo tiempo ordenando el proyecto de e-lerning, mientras estoy cerca de mi familia y lejos de la locura da las grandes ciudades. Hace solamente 10 años esto era impensable”.