Una de las primeras señales concretas de este resurgimiento es el acercamiento de Marubeni Argentina S.A., filial de la corporación japonesa Marubeni, una de las principales comercializadoras de commodities industriales a nivel global. En una visita reciente a las instalaciones, sus representantes renovaron una Carta de Intención para adquirir toda la producción futura de amoníaco que la planta pueda generar.
Durante el recorrido por la planta, estuvieron presentes autoridades provinciales y empresariales. Entre ellos, el ministro de Planificación, Innovación y Modernización de Neuquén, y presidente de la empresa estatal ENSI, Rubén Etcheverry; el CEO de ENSI, Alexander Berwyn; y directivos de la firma japonesa, como Tashihiro Nagata y Seibun Komesu.
Además de Marubeni, la canadiense Candu Energy Inc., perteneciente al grupo AtkinsRéalis, también mostró interés. Sus representantes evaluaron la posibilidad de firmar un contrato a largo plazo para el suministro de agua pesada, insumo indispensable para el funcionamiento del nuevo reactor nuclear Monark, que esta compañía está desarrollando.
ENSI y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) confirmaron que Candu Energy es una de las tres compañías que ya presentaron ofertas firmes. Este dato reafirma la viabilidad comercial del proyecto de reactivación de la PIAP, considerado clave tanto desde el punto de vista económico como estratégico.
Actualmente, la planta tiene factibilidad técnica para retomar la producción de agua pesada. Para producir amoníaco y urea, se necesitaría una inversión adicional, pero desde el gobierno neuquino afirman que ambos productos tienen alta demanda en los mercados internacionales.
Los cálculos oficiales estiman una inversión inicial cercana a los 60 millones de dólares y un plazo de 20 meses para poner nuevamente en marcha el complejo industrial. Esta reactivación requeriría no sólo financiamiento externo, sino también contratos de compra que garanticen la sostenibilidad del proyecto.
Desde el Ejecutivo provincial señalaron que contar con compromisos firmes de compra es esencial para avanzar en la búsqueda de financiamiento. En ese sentido, el interés de las multinacionales aparece como un respaldo fundamental para lograrlo.
La PIAP, inaugurada en la década de 1980, fue una obra emblemática de la industria nuclear argentina. Su parálisis en 2017 representó un duro golpe para el desarrollo científico y tecnológico del país. Su reactivación, por lo tanto, implica también una recuperación simbólica.
Además del impacto económico, el regreso a la producción consolidaría a Neuquén como un polo industrial estratégico en el ámbito nuclear y de fertilizantes, dos sectores que muestran un crecimiento sostenido a nivel global, con alta demanda y proyección internacional.
Por otra parte, el gobierno provincial renovó recientemente el plan de conservación de la planta por seis meses, lo que permite mantener las condiciones estructurales del complejo mientras se avanza en las negociaciones.
Este margen de tiempo adicional resulta vital para cerrar acuerdos y asegurar los fondos necesarios. La expectativa es alta, tanto en el sector público como privado, de que la PIAP vuelva a operar y genere empleo, innovación y exportaciones.
La posibilidad de concretar contratos con compañías del calibre de Marubeni y Candu Energy podría marcar un antes y un después para esta planta, que busca recuperar su protagonismo como actor clave de la industria nacional.
Interés internacional por la PIAP: multinacionales evalúan contratos por agua pesada y amoníaco
La Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), ubicada en Arroyito, provincia de Neuquén, se posiciona nuevamente en el radar de importantes empresas internacionales. Inactiva desde 2017, la planta podría retomar su producción en un futuro cercano gracias al renovado interés comercial en dos de sus productos clave: el amoníaco y el agua pesada.
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