53 años atrás daba sus primeros pasos el comercio familiar que comenzó y fundó el repostero José Borja, quien durante muchos años se encargó de que los dulces se ganen el corazón y la panza de los neuquinos. Actualmente la dueña es Angela Cursaro.
Mariela Borja, hija de José, no pudo disimular su emoción al relatar cómo a través de los años, su padre logró el reconocimiento de los vecinos y vecinas de la ciudad por los productos que elaboraba con sus propias manos.
“Empezaron con muy poquito; y con mucho esfuerzo y perseverancia han logrado hacer un producto de calidad y distinción el cual sigue hasta el día de hoy. Es un postre característico de Neuquén”, afirmó Mariela.
“Para nosotros estar en todas las casas de las familias neuquinas es un verdadero orgullo porque esa creación de mi papá se ha conservado hasta el día de hoy después de tantos años”, resaltó y agregó: “Mi papá ya no está, pero sigue estando su esencia y su perseverancia”.
Recordó “su alegría, su espíritu jovial y su trabajo de todos los días”. También agradeció a los pasteleros que hoy siguen manteniendo “su legado en la pastelería”.
Por último, Daniel, también hijo del fundador, valoró la dedicación familiar que tiene el negocio, y recordó a los clientes de toda la vida, “perduran por los años las familias neuquinas, y eso es muy importante”.
Por parte de la municipalidad, el coordinador de la Unidad de Coordinación de Promoción y Relaciones Institucionales, Gerardo Gutiérrez, explicó que la iniciativa de los Comercios Históricos comenzó a partir del proyecto de ordenanza propuesto por el concejal Camilo Echeverria.
"Para nosotros es un orgullo y emoción muy grande estar compartiendo este momento con la familia que es tradición en Neuquén" explicó Gutiérrez.
“Estos negocios tienen 50 años o más de trayectoria y son los verdaderos motores del desarrollo de la capital neuquina”, sostuvo el funcionario.
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