La iniciativa forma parte de las propuestas impulsadas por la secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, a través de la dirección de Agroturismo, con el objetivo de dar visibilidad a los productores locales y fomentar experiencias que vinculen el turismo con la producción primaria.
En este marco, la responsable del lugar, Marcelina “Peti” Dietrich, recibió a representantes del área y compartió parte de su historia personal y del emprendimiento. Nacida en el seno de una familia vinculada a la tierra, Peti vive en la chacra desde los 9 años y hoy, con 72, continúa al frente de la producción junto a sus seres queridos.
Su llegada al lugar estuvo marcada por una situación familiar. Relata que se mudó con su madre para cuidar a su padrino, dueño original del establecimiento, quien se encontraba en delicado estado de salud. Desde entonces, el vínculo con la chacra se convirtió en un modo de vida.
Junto a su esposo, emprendió un proceso de reconversión de la producción. En aquel entonces, los cultivos eran de plantas muy viejas que no ofrecían un rendimiento óptimo, por lo que decidieron reemplazarlas por nuevos nogales. Esta inversión permitió mejorar la calidad y el volumen de la fruta obtenida.
En los primeros años, la producción se destinaba principalmente a los galponeros, quienes se encargaban de la comercialización. Sin embargo, con el tiempo el emprendimiento fue diversificando sus canales de venta y fortaleciendo el contacto directo con los consumidores.
La filosofía de trabajo de Familia Dietrich se apoya en el cuidado natural de los cultivos. El abono orgánico, como el guano, es parte esencial del mantenimiento de los nogales, evitando el uso de curas químicas que son habituales en otros sistemas de producción.
Esta apuesta por lo natural no solo responde a una elección productiva, sino también a un estilo de vida. Peti asegura que vivir en la chacra es más tranquilo que en la ciudad, aunque la carga laboral diaria es mayor, ya que siempre hay tareas para realizar en el campo.
Para quienes visitan el lugar, el recorrido comienza con la presentación de las plantaciones. Los visitantes pueden conocer cómo crecen los nogales, cuál es el ciclo de la fruta y las particularidades del cultivo de la nuez.
El paseo incluye además una visita a los galpones donde se almacenan y procesan las nueces. Allí se explica el trabajo de selección y acondicionado, que es fundamental para mantener la calidad del producto final.
La propuesta de Familia Dietrich busca generar un espacio de conexión entre productores y consumidores, donde el público pueda valorar el trabajo detrás de cada fruto. Esta experiencia de agroturismo también se presenta como una oportunidad para impulsar el desarrollo económico local.
El apoyo de la secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable y la dirección de Agroturismo es clave para que proyectos como este logren mayor difusión. Estas iniciativas fortalecen el vínculo de la comunidad con sus productores, promueven prácticas sustentables y generan una alternativa de ingresos para las familias rurales.
En Centenario, la historia de Familia Dietrich demuestra que la tradición, la innovación y el compromiso con la naturaleza pueden convivir para ofrecer un producto de calidad, cargado de identidad local y con un valor agregado que trasciende lo comercial.
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