El CEO de la petrolera perteneciente a Techint, Carlos Ormachea, se mostró positivo respecto al escenario actual del gas y resaltó que hay “una enorme oportunidad a partir de recursos de calidad mundial que derivarán en energía barata para mejorar la competitividad de todas las actividades de la economía argentina".
Ormachea aseguró que “Vaca Muerta puede tener un efecto multiplicador que aporte uno o dos puntos de crecimiento por año durante muchos años”. Y agregó que “no es un impacto de una sola vez, como sería el caso del Plan Belgrano, y a esto hay que sumar la inversión en infraestructura para bajar los costos de logística: puertos, rutas, ferrocarriles, vivienda, gasoductos, oleoductos”, añadió.
Por su parte, Maximiliano Hardie, Venture Manager para Upstream de Shell Argentina, precisó a su vez que Vaca Muerta “tiene tanta superficie como Permian (la cuenca texana), pero con un espesor mucho mayor a la gran mayoría de los shale convencionales, lo cual es muy importante y nos da una densidad de recursos altísima, de 16 billones de barriles de petróleo equivalente recuperables”.
Ambas compañías, dos de las principales operadoras privadas en esa formación, pronosticaron un amplio desarrollo de los yacimientos de hidrocarburos no convencionales neuquinos “durante décadas”, con el consiguiente impacto favorable en el crecimiento económico de la provincia y el país.
Para YPF el punto central es que la baja de costos –impuesta por el nuevo convenio laboral- permitirá mayor inversión en Vaca Muerta. La compañía prevé reducir a fines de 2018 el costo de desarrollo de los pozos.
En palabras de su vicepresidente ejecutivo de Upstream, Pablo Bizzotto, se estimó que los costos alcanzarán los u$s10 el barril equivalente de petróleo, “lo que nos permitirá posicionarnos al mismo nivel que la cuenca Permian", pensando además que pueden venir nuevos socios que elijan invertir en la Argentina.
El flamante miembro del comité ejecutivo de YPF agregó que “Vaca Muerta es un tren en funcionamiento, para lo cual tuvimos que diseñar las vías, hacer el tendido, comprar los equipos y formar al maquinista; hoy agregar un vagón es más simple, pero se viaja a una velocidad menor al potencial y queremos tener un tren bala”.
Según Bizzotto la “curva de aprendizaje desde que empezamos a operar en Vaca Muerta en 2012 es impresionante, mucho mejor a la de otros jugadores en Estados Unidos”.
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