Don Costa está ubicado en pleno centro de la localidad de Chos Malal y es uno de los clásicos y característicos restaurantes del Norte Neuquino. Un emprendimiento familiar hotelero y gastronómico, donde Esteban Pervanas y su hijo Constantino se lucen por la calidad y presentación de sus platos, que se exhiben muy bien acompañados por vinos de la zona.
Nos cuenta María Cecilia Cirer, compañera de vida del fundador del emprendimiento que, el establecimiento “Don Costa” abre sus puertas en septiembre del año 1987. Su propietario, Esteban Pervanas de nacionalidad griega, llega a los pagos chosmalenses y comienza a dedicarse a la fabricación de helados artesanales. Sin embargo, luego y dada la necesidad de realizar alguna actividad más por fuera de temporada, se expande al rubro gastronómico y hotelero.
El menú que ofrece el Restaurante es amplio y va desde lo clásico a lo típico, elaborando entre estas últimas opciones, trucha a la manteca negra, cerdo con vegetales, ceviche de trucha arcoíris y como especialidad de la casa, el medallón de lomo con hongos de la cordillera, “elegimos siempre carne de la zona por su sabor inigualable”, sostiene Cecilia. También señala que el plato característico y típico es el chivito asado, “este lo hacemos siempre por pedido anticipado, ya que lleva un tiempo largo de cocción en el asador aproximadamente dos horas, donde la carne se cocina cuidadosamente con el calor de la leña”. Nos cuenta que, el visitante sea turista nacional o extranjero, “siempre consultan y quieren probar el chivito asado antes de dejar la ciudad”. El restaurante también ofrece platos veganos para disfrutar.
Entre los postres se destaca el Helado, que es de elaboración propia utilizando materias primas de excelente calidad hace más de 35 años. Se sirven acompañados de salsas tibias y frutos rojos.
Al ser consultada por la respuesta del público a la hora de apreciar sus servicios, María Cecilia expresa que: “la gente valora mucho nuestro trabajo, Don Costa es un nombre de referencia en la zona, por la calidad de sus productos”.
A raíz de la pandemia y todas las restricciones que impuso, sus propietarios se vieron en la necesidad de realizar reformas en el espacio físico y edilicio. De este modo, se trasladó de lugar el Restaurante a lo que tradicionalmente era el Salón de Eventos. Manifiesta su dueña que “se acondicionó un sector del Salón para su funcionamiento, teníamos que desconcentrar un poco la cantidad de gente, ya fueran clientes como personal de elaboración, para de este modo poder cumplir con las normativas vigentes: capacidad, distanciamiento, y dado que los eventos no podían realizarse teníamos el Salón de Eventos en desuso”. Hoy la capacidad total del Restaurante es de 80 cubiertos, dividiéndose 40 cubiertos en el ala interna y 40 en el ala externa. Se puede disfrutar la comida y sus tragos en el mostrador del lugar, aunque también los visitantes pueden ubicarse al aire libre.
Al realizar un balance en los cambios realizados, María Cecilia expresa que “el lugar gustó mucho, tiene una hermosa vista, grandes ventanales, un parque inmenso y cómo se encuentra ubicado en la Avenida Estanislao Flores, cuenta con mucho espacio para estacionar (problema que teníamos en el centro). Ahora los clientes tienen más comodidades”.
Cabe mencionar que las mascotas son bienvenidas y que, las instalaciones están hechas accesibles para sillas de ruedas.
El ministerio de Turismo a través del Sello de Gastronomía Neuquina distinguió al establecimiento que cumple con todos los requisitos, así como con los estándares de calidad y procesos normalizados requeridos para la obtención del reconocimiento. “Contar con el sello distintivo significa un reconocimiento al trabajo realizado” expresó su propietaria.
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