Rocio Silka tiene 31 años, es arquitecta de profesión y herrera de oficio. La combinación de lo técnico de la arquitectura y lo artesanal del oficio, da como resultado Mola. “Nos dedicamos al diseño, fabricación de muebles a medida y personalizados en hierro y madera”, comenta la emprendedora.
El staff molánico tiene sus bases en la fuerza del hierro, una materia prima que a simple vista aparenta dureza y rigidez. Inspirados en sus cualidades, las chicas lograron transformar este material en un producto con finalidad estética que cobra vida a través de su proceso de creación.
Todo empezó a principios del 2015, cuando por interés, junto con dos amigas decidieron aprender a soldar. En los inicios, lo que hoy es Mola, empezó como un hobby, que se convirtió en un emprendimiento y terminó transformándose en una pasión.
A veces los comienzos son difíciles, pero Mola “dió en la tecla” y se cruzó con la persona indicada. “Ale”, les abrió las puertas de su casa para enseñarles de herrería y soldadura de una forma muy didáctica y dinámica.
Con el tiempo comenzaron a tener pedidos de conocidos y les sacaban fotos a todas las creaciones. Ahí surgió la idea de ponerle un nombre: Mola. “¡Que algo te mola significa que te gusta! Además, es una de las principales herramientas dentro de la herrería”. explicó Silka para IN Neuquén.
A la hora de describir a sus clientes, Rocío no tardó en responder que son“todas aquellas personas que buscan cubrir una necesidad resuelta a medida. Son amantes del diseño y valoran la atención y el producto personalizado”.
Mola cuenta con 3 segmentos de productos:
- MOCLASICOS – productos estandarizados
- MOLAMEDIDA – asesoramiento, proyecto-diseño y fabricación de productos personalizados
- MOLANICOS EXCLUSIVOS – piezas únicas que surgen en momentos de inspiración en el taller.
“Está claro que nuestros clientes ven un diferencial respecto a otras ofertas existentes en el mercado. El valor agregado del mueble reside en una nueva forma de crear dentro de lo que se conoce en herrería, es decir en lo que implica el proceso que abarca la llegada de la solicitud del cliente hasta la colocación del mueble en su espacio”, expone la emprendedora.
En la actualidad, Mola trasciende más allá del mueble. Para los que todavía nunca consumieron sus productos, la idea de un proyecto liderado por una mujer herrera realizando un trabajo comúnmente masculino es lo que empatiza y sorprende. Romper esquemas y empoderar a la mujer son dos aspectos que dan fuerza a la identidad de Mola.
La relación con los clientes es el tesoro más preciado que tiene Mola. Es por eso que, para dar respuesta a la necesidad de sus “molamigos”, le dedican mucho tiempo a escuchar lo que necesitan, qué les gusta y quiénes son. El vínculo que se genera es estrecho, y cuando hay confianza y sinceridad, ¡nada puede salir mal!
Staff molánico
Hoy, Rocío es la encargada de llevar adelante el proyecto, que crece día a día gracias a las personas que la acompañan. Puertas adentro del taller además de Planchuela, nuestra mascota, están Andy, Franco y Jose, tres personas increíbles, con diferentes roles, que se encargan de cada parte del proceso.
“Con la experiencia y con el tiempo fui entendiendo que para mejorar la calidad y agilizar los procesos de la manera más conveniente, es necesario que en cada rubro haya mano de obra especializada”, agrega. Fue así que el staff molánico empezó a conformarse por distintos integrantes también puertas afuera del taller.
Por tal motivo, trabajan en conjunto con una carpintera, Pau, que se encarga de las piezas de madera que conforman los muebles. En lo que respecta a la terminación tercerizan la parte de pintura al horno. En cortes, plegados y calados de chapa cuentan con distintos proveedores.
Con la llegada de la pandemia en marzo del año pasado, el emprendimiento mutó pero lo que mantiene a Mola en el tiempo es su capacidad de adaptarse al cambio y sobre todo de reinventarse.