La médica Neurocirujana, especialista en enfermedades vasculares del cerebro de Neuquén, Miriam Vicente, nos comenta sobre la concientización de la enfermedad, la difusión de los factores de riesgo, la detección a tiempo, y las posibilidades de tratamiento.
¿Por qué importa el accidente cerebrovascular?
Cualquier persona puede sufrir un ACV, en cualquier momento y en cualquier lugar. En la actualidad, el accidente cerebrovascular es la principal causa de discapacidad en todo el mundo y la segunda causa de muerte, pero casi todos los accidentes cerebrovasculares se pueden prevenir.
El ACV es una afección en la que se interrumpe el suministro de sangre al cerebro, lo que provoca falta de oxígeno, daño cerebral y pérdida de función. La causa más frecuente es un coágulo en una arteria que suministra sangre al cerebro, una situación conocida como isquemia ocasionado un infarto cerebral. También puede ser causada por una hemorragia cuando un vaso roto hace que la sangre se filtre al cerebro.
Puede causar daños permanentes, incluida la parálisis parcial y el deterioro del habla, la comprensión y la memoria. Es también una de las principales causas de demencia en el mundo. La extensión y la ubicación del daño determina la gravedad del accidente cerebrovascular, que puede variar de mínima a catastrófica.
A nivel mundial, 1 de cada 4 adultos mayores de 25 años sufrirá un accidente cerebrovascular en su vida. En Argentina, se estima que ocurren unos 200 mil ACV por año, y que el 30% fallece en el primer mes. Esto es, unas 60 mil personas anualmente.
Este año, y a raíz de la pandemia COVID 19, la mayoría de los centros del mundo informaron una disminución en las consultas por sospecha de ACV que osciló entre el 8% y el 90% con una disminución media de aproximadamente el 40%.
Hay 2 tipos principales de ACV: Isquémicos y Hemorrágico
a) Isquémico: Estos accidentes cerebrovasculares ocurren como resultado de una obstrucción en un vaso sanguíneo que suministra sangre al cerebro. Una obstrucción del flujo sanguíneo en los vasos sanguíneos puede causar la formación de un coágulo de sangre, esto se llama trombosis cerebral.
La principal causa de las trombosis cerebrales son los depósitos de grasa en los vasos sanguíneos y las arterias (aterosclerosis). Los vasos sanguíneos también pueden estar bloqueados por un coágulo de sangre que se ha formado en otra parte del cuerpo, generalmente el corazón o las arterias grandes de la parte superior del pecho y el cuello. A veces, una parte de un coágulo de sangre se desprende, ingresa al torrente sanguíneo y viaja a través de los vasos sanguíneos del cerebro hasta llegar a vasos demasiado pequeños para dejarlo pasar. Esto se llama embolia cerebral. La principal causa de este tipo de coágulo es un latido cardíaco irregular, conocido como fibrilación auricular (FA), una arritmia relativamente frecuente y que tiene tratamiento
B) Hemorrágicos: Los accidentes cerebrovasculares hemorrágicos ocurren cuando un vaso sanguíneo debilitado se rompe y sangra en el cerebro. La sangre se acumula y crea presión sobre el tejido cerebral circundante. Estas hemorragias pueden deberse a un aneurisma o una malformación arteriovenosa (MAV).
Aneurisma
Un aneurisma es una dilatación de una región debilitada de un vaso sanguíneo. Si no se trata, el aneurisma continúa debilitándose hasta que se rompe y sangra en el cerebro.
Malformación arteriovenosa
Una MAV es un grupo de vasos sanguíneos formados de manera anormal. Cualquiera de estos vasos puede romperse, provocando también una hemorragia en el cerebro.
c) Accidente isquémico transitorio (AIT o mini accidente cerebrovascular): Un AIT es causado por una interrupción temporal en el suministro de sangre a un área del cerebro. Puede causar síntomas similares a los de un accidente cerebrovascular, pero a diferencia de un accidente cerebrovascular, estos síntomas desaparecen rápidamente y generalmente se resuelven por completo en 24 horas.
En las primeras etapas de un AIT es imposible saber si se trata de un accidente cerebrovascular o no, por lo que es importante llamar a los servicios de emergencia. Las personas que tienen AIT también corren el riesgo de sufrir más AIT o un accidente cerebrovascular completo, por lo que es importante que consulten a un médico que pueda analizar las causas del AIT y brindar tratamiento para la causa subyacente.
¿Cómo lo reconocemos?
El accidente cerebrovascular es un problema médico complejo. Pero hay formas de reducir significativamente su impacto. Reconocer temprano los signos de un accidente cerebrovascular, tratarlo como una emergencia médica, ingresar en una unidad especializada en accidentes cerebrovasculares y acceder a la mejor atención profesional puede mejorar sustancialmente los resultados.
Los principales síntomas del accidente cerebrovascular se pueden recordar y verificar de la siguiente manera:
Cara: ¿la cara está inclinada hacia un lado?
Brazos: ¿hay debilidad en un brazo?
Habla: habla arrastrada o confusa Hora: si estos síntomas están presentes, es hora de llamar a los servicios de emergencia.
¿Por qué es importante recordar la hora de comienzo?
Porque el ACV tiene unas pocas horas para ser tratado de manera eficaz. Las mayores posibilidades de tratamiento existen dentro de las tres primeras horas de padecido el ACV. Cuanto más tiempo haya pasado desde el inicio, mayor posibilidad de secuelas neurológicas. Recordemos que cada minuto luego de producido el ACV mueren 2 millones de neuronas, que ya no podrán recuperarse.
¿Cómo actuar?
Lo primero que debemos hacer ante la sospecha de ACV es llamar a un servicio de urgencias, que en Neuquén es el 107 o acudir rápidamente al centro de salud más cercano.
Ahora hablemos de prevención
Hasta el 90% de los accidentes cerebrovasculares podrían prevenirse abordando una pequeña cantidad de factores de riesgo, como la hipertensión, control de la diabetes, el colesterol, la dieta, el tabaquismo y el ejercicio. La acción preventiva sobre el accidente cerebrovascular también contribuiría a una reducción masiva a escala del accidente cerebrovascular y contribuiría a los objetivos mundiales de reducir las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes y otras causas importantes de muerte y sufrimiento en todo el mundo.