Es una feria masiva, pero al mismo tiempo con espacios y stands BtoB. Es que ExpoCruz (en el importante predio de FexpoCruz) es un híbrido de los que ya no quedan en Argentina.
Llevada a nuestros días, podría tener algo de vinculación con La Rural en Palermo, porque en esta feria de Santa Cruz de la Sierra también se exponen y comercializan animales, todo en el mismo predio y durante los mismos 10 días del año donde “toda” la oferta y demanda Bolivia se concentra aquí.
Como solía suceder en las últimas Fico, la oferta de automóviles (marcas y concesionarias juntas) monta los stands más imponentes, aunque no se quedan atrás los bancos y las compañías de servicios celulares. Además de las marcas más importantes (Toyota, Volkswagen, Audi, Mercedes Benz), una estrella del sector es el “auto eléctrico boliviano” que la empresa Quantum desarrolla en Cochabamba (es similar en su concepto estético al Twizy de Renault, por cierto).
Un importante espacio de gastronomía y muchos restaurantes y bares que abren espacios en FexpoCruz conforman un escenario para pasar un par de horas “obligadamente”: la feria -extrañamente para el gusto argentino- abre a las 17 y cierra a medianoche. La entrada no es barata (unos $ 400 nuestros) para mayores y la mitad para menores. La familia típica boliviana (escuchamos por aquí), está compuesta por padre, madre y tres niños, es decir, unos $ 1.500 en entradas, solamente.
Otra cosa de ExpoCruz que remonta directamente a la Fico es el “show las azafatas”: las señoritas más longilíneas y bellas de Santa Cruz. Aunque en Argentina hoy sería mal visto esta “cosificación”, aquí todavía es una costumbre para las marcas tener dos “torres” en el ingreso a los stands. Y -como sucedía en Fico- en esta semana se pagan muy buenos salarios para las promotoras que hacen un importante diferencia en sus ingresos.
¿Y las marcas argentinas?
Excepto Arcor y su enorme línea de productos que se ven en muchos de la infinidad de quioscos que hay en las calles, la presencia de marcas argentinas es casi inexistente.
En un recorrido por las calles de Santa Cruz y ExpoCruz, podría decirse que el mix de marcas locales vs. internacionales es 80-20. O quizás más marcado aún.
Entre los bancos opera BBVA (no está el Santander) y en la oferta gastronómica del Ventura Mall (el más coqueto y moderno) está Burger King y Subway (McDonald’s entró y se fue en Bolivia). Starbucks, por ejemplo, tiene un local que funciona bárbaro en la esquina de la plaza principal de la ciudad y en la calle se ven ir y venir a motos de PedidosYa!, el sistema (dicen) líder (pero no el único) en delivery.
En el retail, no vimos marcas internacionales, pero en Ventura hay una simpática tienda Tía, nombre seguramente “inspirado” en la marca de Francisco De Narváez y familia que aún opera en Ecuador y Uruguay (como Ta-Ta) y que supo tener locales en Argentina, Colombia y Perú.
Seguramente es en indumentaria donde más presencia de marcas internacionales se aprecia: Puma, Adidas, Nike, Under Armour, Forever 21, Timberland, Hush Puppies, Crocs y AX (Armani Exchange) están en el mall Ventura, al igual que los cosméticos Mac y la cadena de cines Cinemark.
Entre las marcas brasileñas (es común oír hablar portugués en las calles de Santa Cruz) detectamos Hering, O Boticario y Natura, por ejemplo.
En ese contexto, parece que hay un interesante campo de expansión para marcas argentinas y salteñas que ya tengan experiencia en otros mercados regionales. Nos sorprendió la cantidad de ópticas, por ejemplo, pero también la falta de oferta de pizzerías, un producto económico, fácil de preparar y muy cercano al gusto que tienen aquí por las harinas y los farináceos.
Bares “con onda” (que los habrá) no detectamos y ahí quizás también hay margen para un modelo de bar rocanrollero o de pub inglés, quizás vinculado a los deportes (las señales deportivas de argentinas llegan y penetran mucho en lo que pudimos apreciar).
¿Y la economía?
En semanas de elecciones (el 20 de octubre, 7 días antes de nuestra primera vuelta, aquí Evo Morales va por su re-re), es difícil no escuchar estridencias sobre la macroeconomía boliviana: el oficialismo dice que la econo?ía está razonablemente bien después de una década de crecimiento por (otros dicen “a pesar de”) las políticas que encaró el presidente vinculado a la producción cocacolera y que formó el Estado Plurinacional de Bolivia, reconociendo un estatus relevante a las muchas etnias que confluyen en esta nación.
En la vereda más ortodoxa entienden que tras 13 años de Evo, el “modelo boliviano” (en parte acabalgado en el crecimiento del precio del gas y otros commodities) se está agotando y que estaría por avecinarse una crisis. Fundamentan esto en el importante déficit fiscal que ronda los 7 puntos del PBI y otros desajustes macro sacarían al país del (inusual) liderazgo en crecimiento del PBI en la última década.
En ambos lados hay coincidencia -en cambio- que Santa Cruz de la Sierra se consolidó como el centro de los negocios y la economía de Bolivia y que ese empuje le permitirá sortear más fácilmente la eventual crisis o -en caso de no ser así- acelerar aún más su despegue económico.