Mazza explicó que las nuevas condiciones permitieron reactivar la preparación de las pistas con mayor efectividad y optimismo, luego de un comienzo de temporada marcado por la escasez de nieve. En ese contexto, el centro turístico había recurrido al uso intensivo de cañones de fabricación artificial para mantener operativas al menos las pistas destinadas a esquiadores principiantes.
El notable flujo de turistas durante el reciente fin de semana superó las expectativas de los responsables del complejo, que venían de una primera quincena de julio con baja ocupación hotelera y pocas precipitaciones. “Estamos muy contentos con el panorama que se nos presenta. Esta nieve nos permite trabajar para ofrecer una mejor experiencia tanto a esquiadores como a quienes vienen a disfrutar de la montaña”, sostuvo Mazza.
Las nevadas coincidieron con el inicio del receso invernal en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires, lo que favoreció el arribo de contingentes provenientes de distintos puntos del país. La localidad de Villa La Angostura también recibió turistas desde San Martín de los Andes y Bariloche, atraídos por la información difundida en medios nacionales y por las imágenes que mostraban un paisaje completamente nevado.
Según datos aportados por la Asociación de Hoteles y Restaurantes de Villa La Angostura, la primera quincena del mes había sido una de las más débiles de los últimos años, con excepción del período de pandemia. La ocupación hotelera apenas alcanzó un 30% en promedio, y solo algunos complejos lograron llegar al 50% de su capacidad.
El nuevo escenario climático generó un cambio en las proyecciones del sector, que ahora espera una segunda quincena de julio con niveles de ocupación más cercanos a los históricos. Desde la entidad afirmaron que podrían alcanzarse cifras del 50%, impulsadas por la demanda tardía y las condiciones favorables de nieve.
Este repunte no solo revitaliza la actividad en el centro de esquí, sino que también impacta positivamente en la economía local, cuya base en esta época del año depende en gran medida del turismo invernal. Comercios, restaurantes y alojamientos experimentan un movimiento creciente de visitantes, lo que permite recuperar parte de los ingresos que se vieron comprometidos durante el arranque de temporada.
La estabilidad de las condiciones meteorológicas será clave para sostener este impulso en las próximas semanas. De mantenerse las temperaturas bajas y con nuevas precipitaciones, se espera que más pistas puedan ser habilitadas en los próximos días, lo que aumentaría la oferta para esquiadores de distintos niveles.
El centro Cerro Bayo, que ha invertido en infraestructura y tecnología en los últimos años, cuenta actualmente con más de 20 km esquiables y servicios orientados a mejorar la experiencia del visitante. Entre ellos se incluyen escuelas de esquí, alquiler de equipos y propuestas gastronómicas en altura.
Además, desde la empresa destacaron la importancia de las campañas de comunicación que acompañaron la llegada de la nieve. El trabajo coordinado con medios y redes sociales permitió mostrar en tiempo real las condiciones favorables y motivar el arribo de nuevos visitantes.
El efecto inmediato se refleja en el incremento de la demanda de hospedaje, traslados y excursiones en toda la localidad. La actividad se extendió también a los comercios del centro de Villa La Angostura, donde se reportaron mayores niveles de ventas durante el fin de semana.
Las autoridades municipales valoraron el impacto del turismo en esta etapa del año, señalando que no solo contribuye al empleo directo en el sector, sino también al movimiento económico general. Con un panorama más alentador, los operadores locales confían en sostener el ritmo en lo que resta de la temporada.
El caso de Cerro Bayo es representativo de la importancia de las condiciones climáticas para el éxito de los destinos de nieve en la Patagonia. Tras semanas de incertidumbre, la combinación de nieve y receso escolar devolvió la actividad a un centro que, como muchos en la región, espera compensar en la segunda mitad del invierno el comienzo lento de la temporada.