El primero en recibir la visita del jefe comunal fue Kiosco Daniela, fundado en 1992 por Marisol Saldia y su esposo Domingo Bustos. El kiosco fue uno de los primeros en establecerse en el Casco Viejo de la ciudad, en la esquina de las calles Islas Malvinas y Chile.
Luego fue el turno de Casa Trutanic, donde se reconoció a Pedro Trutanic y Alejandrina Milet como comerciantes pioneros de la ciudad. El homenaje fue recibido por su hijo y actual dueño, Roberto Trutanic, quien estaba acompañado por sus hijos, nietos, vecinos y vecinas.
El intendente les agradeció por haber sido parte de quienes forjaron la historia de Centenario, y por haber sentado con su esfuerzo y constancia los comercios que hoy son oficialmente denominados históricos.
Pedro Trutanic junto a sus hermanos llegaron a Centenario desde San Antonio de Areco en 1945, pero no fue el primer viaje en el que se habían embarcado. Su familia llegó a Argentina desde Novaleso - Yugoeslavia - el 11 de octubre de 1937. Pedro Trutanic contrajo matrimonio con Alejandrina Millet en 1952, en los años siguientes nacen sus hijos Roberto y Cristina. Luego de mucho trabajo y por su necesidad permanente de superación, en 1967 inician el negocio que hoy es reconocido como Comercio Histórico de la ciudad. Esta es su historia, contada por uno de los protagonistas.
Roberto Trutanic hijo de Pedro comento que “esto fue hecho por mis padres, los dos hicieron todo esto, incluso la casa que hoy están viendo fue hecha por ellos. Mi papá tenía una chacra junto a los hermanos, que hoy está loteada. De ahí mi papá, como eran muchos en la familia, buscó otro rubro”. Roberto recordó que su padre trabajó mucho tiempo en la cooperativa La Flor, donde trabajaba de sereno en el frigorífico y en ese tiempo él era un hombre muy inquieto. Destaco que su padre hizo unos estudios por correspondencia, se dedicó a arreglar aparatos de radio y después empezó a fabricar baterías, que fue el inicio del comercio. Ademas agrego que “no me acuerdo exactamente el año, pero hace más de 50 años, compraron este lote, hicieron una cosa muy precaria en el fondo donde empezaron a arreglar baterías. Entre los dos hicieron la casa, que eran dos piezas y una cocina, y así empezaron. Después de eso hicieron el taller, porque este negocio comenzó como taller inicialmente, fue el primer taller de electricidad del automotor que hubo en Centenario y la mayoría o la gran parte de lo que hoy son electricistas o tienen una casa de electricidad se formaron en este lugar”.
Con el tiempo los Trutanic pudieron hacer un salón, que es el actual salón, donde Alejandrina era la que atendía el negocio y Pedro junto a dos o tres personas atendían el taller hasta la época de la hiperinflación. Roberto recuerda que su papá se enfermó, casi se fundió el negocio, “yo en ese tiempo trabajaba en YPF en Catriel, decidí cambiar los rumbos, me vine al negocio y me hice cargo del negocio, eso fue en el ‘89”.