Piré nació en Neuquén el 4 de octubre de 1986 de la mano de Vicente Rodríguez, y sus hijos Rafael Rodríguez, Adela Rodríguez y Vicente “Tito” Antonio Lardies.
En la actualidad es Adela y sus propios hijos, junto a Carlos Roberti quienes llevan adelante la operatoria diaria de esta tradicional empresa neuquina. “Hemos cubierto un mercado que nos llena de orgullo y es el de poder brindar a las personas celíacas un producto de calidad, que se logró mediante un trabajo minucioso en la gestión de calidad, permitiéndonos habilitar y certificar nuestra planta (única en la zona) como elaboradora de helados sin TACC”, indicó Adela.
Líder en el mercado en cuanto a la innovación y diversificación de productos, Piré se logró ubicar entre las marcas neuquinas más elegidas en cuanto a postres helados, y cuenta ya con 3 locales propios, 3 franquicias y 2 locaciones tercerizadas.
El protocolo familiar que rige y regula la empresa son su misión y visión, que son el fabricar y comercializar un producto de excelencia “en el marco de una clara política en el cual se conservan los valores de tradición familiar, respeto y responsabilidad para con los empleados y los clientes”; y además de el lograr posicionarse como una marca premium en heladería artesanal en la región patagónica.
Uno de los proyectos que tienen en marcha a la fecha es la renovación de la plaza de juegos en Costa Piré (su local sobre Avenida Olascoaga), “para la recreación y diversión de los niños que concurren a nuestro local”, indicaron.
Otro proyecto también es en la inversión en equipos de nueva tecnología para la fabricación y producción de helados. “Y también estamos trabajando en el análisis sobre eficiencia energética para aplicar en la fabricación”, agregó Adela.
Consultada sobre cuál fue (para ella) el aporte que lograron introducir en la región, la presidenta de la cadena de heladerías indicó que el “promover la economía regional mediante la centralización de compras de materias primas e insumos en el mercado local), es un punto a destacar. Y además, “la política que mantenemos a diario en nuestra elaboración y producción de helados, postres e impulsivos, que nos posibilitó certificar en las normas de calidad ISO 9001-2015”.
Con esta certificación establecieron una trazabilidad en todos los productos, con manuales, procesos y procedimientos regulados tanto en el circuito productivo como en los diferentes canales de venta.
Su futuro marcha sobre ruedas con esta labor. Es así que destacaron que piensan seguir trabajando hacia la mejora continua de sus helados, “para lograr así que nuestro trabajo sea más eficiente, y nuestro producto de mayor excelencia”.