Una de sus propietarias, Cynthia Rosenfeld, contó que “ya hace 54 años estamos con la tienda. Años y años de trabajo y sacrificio y estamos todavía acá” y rememoró: “arrancó con mi papá haciendo sociedad con mi abuelo, que era el papá de Rosi, de Rita y Elsa Basso. En sus comienzos era una tienda más dedicada al chacarero, más a la familia, después con el tiempo se fue aggiornando, la tienda se va adecuando a las diferentes etapas para mantenernos en el tiempo, a través de la gente, a través del trabajo, del sacrificio”.
“Ésto es toda una familia trabajando continuamente y también mucho feedback de la gente, porque gracias a la gente, al público, que nos supo comprender, todo el pueblo que también estuvo ahí apoyándonos y siempre reconociéndonos” y remarcó que “hoy en día tenemos gente que viene con sus hijos y nos explican, nos cuentan, que los papás vinieron a comprar cuando eran chiquititos y nos traen un montón de historias”.
Por su parte, Rita Basso evocó: “en los comienzos conocí al que fue luego mi esposo, el padre de mis hijas, que querían poner una sucursal acá en Centenario de una tienda que tenían en Roca. Nosotros teníamos un salón que se los alquilamos, vinieron ellos de Roca y pusieron la tienda Ranch Oferta” y puntualizó que “al cabo de un año que ellos estaban, decidieron venderla y fue cuando la compra mi papá con quien sería mi futuro marido”.
Recapituló en el tiempo para observar: “empezamos despacito, trabajando noche y día porque era un trabajo en el que uno recién se iniciaba y la gente nos apoyaba en todo. Esos fueron los comienzos”. También aludió a que “gracias a Dios a través de El Chocón, Centenario surgió de la noche a la mañana, se agrandó y con la inmigración que vinieron de muchas partes del país, hizo que esto sea hoy Centenario”.
Resaltó: “un agradecimiento muy grande, al señor Bertoldi, que nos conocemos de toda la vida -prácticamente- y especialmente a la gente. Todo está en la constancia del trabajo. Todo está en el trabajo, en hacer, en tener ideas positivas y trabajar y la enseñanza, enseñar a través de los hijos, como yo hice con mis hijas, que ellas están hoy a cargo de la tienda y el amor al trabajo. Eso es lo esencial, lo básico”. Luego remarcó que “hay mucha diferencia con la gente de Neuquén, acá todavía se mantiene la palabra, todavía se mantiene la tradición, que en las ciudades se perdieron”. La palabra, el cliente fiel que siempre vuelve. Esas son cosas que acá pasan”.