De acuerdo con el último informe de SENASA sobre la situación de la producción orgánica en el país, en 2019 se identificaron 3,7 millones de hectáreas que se regían por estos procedimientos, de las cuales 3,4 millones eran destinadas a la ganadería. Compañía de Tierras Sud Argentino (CTSA) realiza la cría y esquila más de 250.000 ovejas guiados por las prácticas de bienestar animal, permitiendo que una gran parte de su producción cuente con la certificación orgánica.
Desde su implementación, el esquema de buenas prácticas estuvo orientado a mejorar el bienestar de los animales, como también a establecer un sistema productivo sustentable alineado con los valores corporativos. Actualmente cuenta con certificaciones en Bienestar Animal y Producción Orgánica de la Organización Internacional Agropecuaria (OIA) en todas sus estancias de la Patagonia – ubicadas en Rio Negro, Chubut y Santa Cruz –. Además, para avalar las prácticas de bienestar animal en ovinos, los recursos utilizados en las diferentes etapas y la seguridad de los empleados, está certificada con Responsible Wool Standard (RWS), que asegura un estándar de Lana Responsable y les permite ofrecer sus productos a un precio diferencial en el mercado.
“Estas certificaciones se extienden a lo largo de toda la cadena, involucrando desde el criador hasta el vendedor de lana que realiza la transacción final. En CTSA la producción y la conservación son parte del mismo proceso porque estamos orientados a mantener y mejorar el estado de los recursos naturales involucrados en nuestras estancias. Bajo este principio desarrollamos la producción orgánica, el esquema de rotación de cultivos, las prácticas de bienestar animal y la utilización de productos banda verde”, comenta Agustín Dranovsky, CEO de Compañía de Tierras Sud Argentino.
La producción orgánica se entiende como un sistema de producción sostenible que promueve el cuidado ambiental utilizando métodos que reducen la contaminación del aire, suelo y agua. No se permite el uso de pesticidas y fertilizantes, así como la manipulación genética. Además, se debe garantizar el bienestar animal y el mantenimiento de la biodiversidad, así como la trazabilidad del producto final.
Aquellos productores que quieran implementar estas prácticas podrán observar una mejoría en el sistema productivo de sus estancias, en términos de sustentabilidad. Al cuidar el uso de los recursos naturales y evitar la erosión de la tierra, se logra armonizar la conservación con la producción de alimentos y lana. De esta forma el consumidor accede a alimentos y productos sanos y sustentables.
Argentina es uno de los países con mayor producción orgánica en el mundo y hay una creciente demanda de este tipo de productos. Pero si bien el mercado se amplía cada vez más, aún falta mucho por trabajar, principalmente en la concientización tanto de los productores como los consumidores.