La delegación recorrió las instalaciones de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) junto a sus equipos técnicos y personal de las instalaciones y sostuvo una reunión de trabajo para avanzar en las posibilidades de producir energía basada en hidrógeno y otras líneas de negocios previstas en el acuerdo firmado el año pasado entre la Provincia de Neuquén, la Comisión Nacional de Energía Atómica y las empresas mencionadas.
"Esta nueva visita a la PIAP nos permite ver claramente la importancia estratégica de este complejo para nuestro país. Realmente es un bien estratégico, ya que no existe una planta tan avanzada y que, aún a pesar del tiempo que hace que se construyó, pueda producir agua pesada de alta calidad", destacó la presidenta de la CNEA Adriana Serquis.
En la misma línea se expresó la secretaria de Asuntos Estratégicos Mercedes Marcó del Pont: “Argentina dispone de un acervo de capacidades científicas y tecnológicas en el sector nuclear que amplían los espacios disponibles para insertarse en la transición energética y transformarla en un vector de desarrollo”.
Marcó del Pont también hizo una mención a la importancia que tiene "el acuerdo entre la CNEA y el Gobierno de Neuquén que permite volver a poner la planta en marcha". Y añadió: "Es una medida estratégica para garantizar la soberanía energética. El trabajo activo de la Secretaría de Energía es fundamental para el fortalecimiento del sector nuclear”.
Sobre este punto, Serquis indicó que para la Comisión Nacional de Energía Atómica es clave apuntalar el Convenio de puesta en marcha de la PIAP. "En una primera etapa nos enfocamos en que una de las líneas pueda continuar produciendo agua pesada, no solo para la continuación del funcionamiento de nuestras tres plantas nucleares, sino también para contar con un bien exportable de alto valor".
Al cierre de la visita, la presidenta de la CNEA puntualizó la trascendencia de poder contar con una de las líneas ya en el proceso de puesta en marcha porque "nos permite valorizar la segunda línea, que se destinará a proyectos que la Secretaría de Asuntos Estratégicos valora e impulsa".
"Esta decisión ‒expresó Serquis‒ permite que, junto a una empresa de punta como Ytec, podamos encarar una planta de producción de fertilizantes o de amoníaco, e incluso evaluar la posibilidad de producir esos insumos de manera verde, es decir, con algún tipo de energía renovable".
Desarrollos estratégicos
En la actualidad, la PIAP se encuentra en una etapa de acondicionamiento de una de sus líneas producción, con el objetivo de volver a producir agua pesada en 2025.
La producción se destinará a cubrir la demanda de las tres centrales nucleares con las que cuenta nuestro país hasta el fin de su vida útil. El remanente de lo producido se destinará al mercado mundial, altamente demandante de este producto.
A mediados de 2022, la CNEA, junto a la Provincia de Neuquén, YTEC y ENSI firmaron un memorándum de entendimiento para desarrollar la producción de hidrógeno, amoníaco y urea en la segunda línea de producción de la PIAP. Todos estos productos son de altísimo valor estratégico para el país, ya que le permitirán vincularse con industrias de alto valor agregado como la electrónica y de insumos médicos, en un mercado internacional muy demandante.
Gran potencial
La Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) es propiedad de CNEA y está operada por la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería (ENSI), una sociedad conformada entre la CNEA y la Provincia de Neuquén, que tiene la mayoría accionaria. Fue inaugurada en 1993 y su capacidad de producción era de 200 toneladas de agua pesada por año, lo que en su momento la convirtió en la más grande del mundo.
El agua pesada es uno de los insumos principales en las centrales nucleares que utilizan como combustible el uranio natural.
El principal objetivo para la puesta en marcha de la PIAP es la producción de las 485 toneladas que se necesitan para garantizar la provisión de las centrales Atucha I, Atucha II y Embalse, hasta el fin de su vida útil.
La reactivación de esta planta permite preservar la gran inversión que realizó el Estado nacional en 1993, al mismo tiempo que mantiene fuentes de trabajo y crea otras nuevas de alta especialización.