Mientras la venta de autos en Argentina sigue viento en popa, la producción de vehículos está en uno de sus momentos más bajos en una década. La caída sin fin del mercado brasileño tiene un doble efecto: baja la demanda de autos argentinos y aumenta la oferta de brasileños, debido a una gran capacidad productiva en ese país.
El comercio de autos y autopartes entre los dos socios mayoritarios del Mercosur está regulado por un mecanismo denominado flex, que establece que por cada dólar que Argentina exporta a Brasil puede importar de ese destino hasta 1,5 dólares. Pero este acuerdo es multianual, y las empresas pueden equilibrar de aquí a 2020 la balanza.
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