El campo emprendedor es el fututo de las pequeñas economías lejanas a las grandes urbes, y Jujuy es un gran espacio para que quienes creen que hecho a mano vale más. Agustina, Julieta Farfán y Andrea Cardoso gestaron con ese sentido Nórdiko, emprendimiento familiar que hoy cumple su primer año.de producción sostenible, cuidadosa del ambiente y con una propuesta para quienes gustan disfrutar los detalles.
Benjamín, de 9 meses, hijo de Agustina, está sentado en el piso con Ámbar, de un año, y Vera, de cuatro, hijas de nuestra periodista Rocío. En el taller de Nórdiko en Ciudad de Nieva, que se convierte en sala de juegos o showroom dependiendo la ocasión, todo es familiar.
“Esta casa era de nuestra abuela ‘Pino’, y hoy estamos trabajando acá. Es un lugar que nos recuerda mucho nuestra infancia y nos inspira”, comparten Agustina y Julieta. Una esa abogada y la otra administradora de empresas, pero el amor por el arte y el diseño que heredaron de su mamá Andrea, quien se dedicó a la restauración de muebles a pedido hace tiempo, en un pequeño espacio que había generado en el fondo de su casa.
“Nórdiko es un sueño hecho realidad: dedicarnos 100% a pensar espacios nuevos, decorarlos y poner toda nuestra energía en que nuestros clientes obtengan un gran resultado es todo, es un sueño para mi y con mis hijas y su impulso lo estamos llevando adelante”, cuenta Andrea, mamá de Julieta y Agustina.
“Hace varios años comencé con la cerámica tomando clases en la Escuela Superior de Artes con amigas; como hobby siempre me gustó el diseño de interiores, pero soy maestra jardinera, tuve 4 hijos y el tiempo fue pasando y ahora con mis dos hijas lo pensamos y nos lanzamos; me hacía falta ese empujón y cuando ellas se recibieron y volvieron a Jujuy todo fue más fácil. Hacemos un gran equipo”, suma alegre.
Eso se nota cuando visitás el taller-show room de Nórdiko, donde podés encontrar el gran avance que este año se produjo en materia de diseño y calidad de confección de los productos. Vas a encontrar macetas de cemento pintadas a mano, cerámica rústica ideal para un quincho, lámparas de madera de kiri, de hierro, todas hechas a medida y con el sistema eléctrico funcionando, la línea de vajilla en la que podés encontrar el mate PINO (un cuenco de cerámica pintado a mano que te invita a una mateada con amigos), juegos de té con unas tetaras alucinantes, platos y hasta enmarcado de cuadros.
“Estamos teniendo en los últimos meses un gran impulso que nos dan nuestros clientes, con nuevas propuestas que nos hacen realmente muy felices”, celebra Agustina, y agrega invirtieron y sumaron “un nuevo integrante: nuestro propio horno de cerámica, que nos permite manejar 100% los tiempos de nuestra producción y podemos tomar más trabajos”. Junto a Benjamín, ella pasa horas moldeando cerámica entre juegos y risas del más pequeño de la familia.
El emprendimiento familiar cuenta con el apoyo incondicional de Oscar, el flamante abuelo de Benjamín, el principal fan de Nórdiko. Madre e hijas ponen su imaginación en la cerámica para crear juntas productos que reconfortan. Y todos construyen ese bien de familia que los une y les brinda sustento y placer.
Encontrá toda la producción de Nórdiko aquí.
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