Café dos Chinos: desde hace 100 años, el preferido de los jujeños, los amantes del billar y el buen café 

Visitamos la antigua confitería, declarada patrimonio de la ciudad de San Salvador de Jujuy en 2001, en el corazón de la capital: Alvear 731. Allí Cristian Boglione, dueño del Café Dos Chinos, recibió cálidamente a nuestro equipo para retroceder en el tiempo y revivir los orígenes de este negocio familiar. ¿Sabés por qué se llama así? ¿Y que es de los pocos que encontrás abierto las 24 horas, de domingo a domingo? ¿O que el café que sirven es el mismo hace más de medio siglo?

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Los antecedentes del reconocido Café empiezan, más o menos, hace 100 años. Cristian cuenta que su bisabuela, doña Anita Liñez de Boglione, lo compró en el año 1926. “En el espacio ya existía una confitería con un billar. Pasado un tiempo de trabajarlo, ella comenzó la primera expansión edilicia del local, entre los años 40 y 50, que concluyó en el primer salón”, comparte. 


Su nombre actual, Café Dos Chinos, es una herencia de “León Yang, quien posterior a doña Anita, arremdó todo el giro comercial. Él, de origen chino, le pone el nombre, pero además empieza a trabajar con un japonés por eso lo bautiza como Dos Chinos” explica Cristian y nos devela a los tantos que alguna vez nos habremos preguntado de dónde venía “Tiempo después, pasaron otros inquilinos, y vuelve a tomar posesión nuestra familia a través de mi padre, Pablo Boglione”, suma.

En 1996, la familia Boglione invierte en el local, logrando la concreción de un nuevo espacio en donde se suman mesas para torneos de esnúquer a los juegos de billar que ya había. La confitería se convierte, así, en el gran atractivo del centro jujeño: jóvenes y adultos se acercaban a tomar un café, compartir un vaso de cerveza o licores. 

“Hasta hace unos 10 años, la confitería era exclusiva para hombres, las mentalidades y costumbres eran otras, el billar, el esnúquer, un café… todo se ligaba a actividades de hombres”, reflexiona Cristian. Además, agrega: “venían personas de todas partes y todas clases, desde diputados a los trabajadores más humildes. Y era un semillero, hasta los adolescentes venían en aquella época a jugar, a escondidas”.

Cristian es esposo de Noemí Amador y padre de dos hijos, Pablo Giovanni y Cristian Alejandro. Durante la charla, el jujeño hizo retrospección de su vida personal y de cómo se introdujo en el café para suceder a su padre, Pablo. 

“Estoy en el negocio desde que nací”, relata Cristian entre risas, “desde que tengo conciencia venía con mi papá todos los días, aún más en mi adolescencia, allí me gustó mucho y empecé tomar cuenta de los movimientos y gestiones del negocio”. 

Sobre su época universitaria, contó que estudió en Córdoba, “me ausenté pero no del todo; me recibí y volví para dedicarme de lleno, me hice cargo porque para ese entonces mis padres estaban enfermos y no podían ocuparse de la confitería”. 

En 2006, Café Dos Chinos da un giro cualitativo: se extiende aún más y a la par empiezan a concurrir mujeres. La familia logró instalar la primera parte de una galería comercial, que existe actualmente, más una cancha de Futbol 5. 

“En un futuro la idea es poder terminar esta galería para que desemboque al otro lado de la cuadra. Por otra parte, los billares se trasladaron a un salón nuevo en el primer piso. En esa época empezaron venir mujeres, con novios, maridos o amigos y amigas”, cuenta. 

Cristian recuerda que “sobre ese cambio, muchos estaban contentos; mujeres que por años si quiera conocían el lugar disfrutaban de nuestras instalaciones y sobre todo por esa curiosidad que existía de tiempo atrás”. 

Sobrellevar el tiempo

Cristian pertenece a la Cámara Hotelera y Afines (Región NOA) de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina. Desde ese lugar, y el de su negocio, opinó sobre el impacto del contexto económico.  

“Como toda empresa se intenta pilotearla, en el campo gastronómico particularmente, los problemas principales son dos: la falta de rentabilidad por la carga tributaria, que es muy grande, y las competencias desleales” analiza. “Estos último no suelen cumplir con las normativas, o bien no declaran las dimensiones reales en las que se mueven por lo cual pagan menos impuesto. Para nosotros el gasto es mayor”, asegura. 

Sobre el objetivo turístico de la confitería, Cristian explica que “desde el año pasado, trabajamos muy a pulmón junto a mi esposa en trasformaciones significativas; modernizamos la confitería  pero conservando la esencia que siempre tuvo, su toque antiguo”. “Sumamos fotos y recuerdos en nuestros muros, las mesas son personalizadas con la historia de Jujuy y del café, y todo hecho con mano local; en gran parte la intención y el sentido es potenciar el turismo de nuestra provincia”, dice sobre el aporte del café a la actividad en Jujuy. 

“Abrimos las 24hs de domingo a domingo. Si tenés hambre a las 3 am tenemos la cocina abierta”, destaca. “Somos los únicos con este tipo de servicios,  acá tenemos además, una de las mejores semillas de café, artesanal, que nos abastece desde hace 50 años, Kenia. Es un café tostado en Salta, con una mezcla de los mejores granos, entre algunos de Colombia y Brasil”. 

Con aires renovados, el Café Dos Chinos busca innovar en sus espacios de forma constante. Ahora, todos los viernes, suma espectáculos de la mano de músicos jujeños ideales para compartir en familia, o con amigos. “Incorporamos cada vez más productos nuevos en la cocina, de hacer sándwiches a comidas al plato, intentamos variar y renovar nuestra cocina”, cuenta Cristian. “Mi esposa, Noemí siempre estuvo y en esta etapa aún más. Mis dos hijosya están curioseando, el más grande empezó a ayudar en el negocio familiar” agrega. 


Por último, Cristian nos adelantó que se encuentran planificando los festejos de los 100 años del café: “Queremos ver si cerramos el año con esta celebración, o bien a principio del que viene, con composiciones musicales alusivas y un mes entero abocado a ello”. 

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