Desde La Casa del Flaco se erigen como la primera fábrica de jamones de toda la provincia de Neuquén

Pero el principal desafío que la familia ve como horizonte en una nueva unidad de negocio es afianzar su fábrica de jamones (ya tiene tres años), es que la experiencia viene de muchos años atrás, ya es la tercera generación que se especializa en el rubro de la “charcutería”. Primero se pensó para el restaurante, hoy los resultados dicen que hay una visión comercial de los productos de la carne de cerdo y sus subproductos: fiambres y embutidos.?

Ultimando los mecanismos económicos y estrategias de financiación que les permitirán ampliar las instalaciones actuales (se viene una nueva cámara de maternidad), la familia afrontará en poco tiempo más un nuevo reto. Esto es porque se han incorporado a su tabla de recepción, más allá de la fidelización lograda con otros clientes del sector gastronomía, sus pancetas, lomos, bondiolas -y detalle aparte- para sus jamones y el queso de cerdo.

El emprendimiento constituido en la chacra Nro. 65 llegó allá por el 1993, cuando en un sector algo retirado del centro de la ciudad de Centenario instalaron lo que hoy se erige como una de las referencias gastronómicas de toda la provincia del Neuquén. Incluso, Alonso Ortuño, presidente de la empresa, hombre que supo contagiar el gusto por la cocina y la atención al resto de la familia, él ya en sus momentos jóvenes acompañaba esos gestos solidarios de su padre José (junto a su esposa Mary) cuando con alguna vaquillona o una paella para más de 1500 personas colaboraba para escuelas de la zona por determinadas necesidades de esa época.

“El cerdo al ajillo es uno de los ejemplos de una carta exclusiva que teníamos en ese entonces”, aclara Alonso. Pero todo comenzó cuando luego de un lamentable incendio en uno de sus dos camiones, ocasionó que los Ortuño tengan que “virar” en el eje de sus objetivos. Del transporte pasaron al restaurante, y “así fue que convertimos nuestra casa de la chacra en un comedor primero, hoy en un restaurante para 230 personas”, menciona.

La Casa del Flaco tiene una carta exclusiva de comida recomendada por ellos mismos, es única porque cada día ellos mismos plantean qué ofrecer a su creciente “clientela”, y no dejaron de cocinar para “afuera” en lo que se conoce en estos tiempos modernos como los servicio de catering. Cuando comenzaron atendían en un espacio que proponía cubrir unos 24 cubiertos, siempre bajo esa modalidad “sin carta”, pero como su principal garantía viene del sacrificio y beneficios de su propia producción (chacinados, carnes, frutas, etc.) sus elaboraciones adquieren otros valores.

Casi todos los integrantes trabajan en esta “PyME”, presentada como la séptima entrega de esta exitosa nueva sección de IN Neuquén –para InfoNegocios- que se denomina Bien de Familia; Alonso, “Mary” y los jóvenes José y Marcos, el primero Chef internacional, el segundo experto en organización de eventos, y resta mencionar a Daniela que no vive en Centenario pero es también hija (hermana de ellos) del matrimonio Ortuño-Siliquini. 

Es la calidez que se percibe en todo momento lo que seguramente potenció este negocio local que ya trasciende a esa ciudad, esa sensación a lo largo de la nota originó que estemos ante una organización “netamente” familiar que nucleó la base de sus logros en un formato de cuatro personas unidas al frente de La Casa del Flaco. “De aquella primer habilitación comercial a las extensiones que hoy tenemos, eso explica también en parte como nos hemos expandido”, explica José, Chef que participó en la conformación del equipo que hoy distingue con un sello a los establecimientos gastronómicos destacados de toda la provincia. La Casa del Flaco disfruta de sus platos y del Sello, bien ganado también lo tienen.

Otra particularidad que lo hace único al restaurante es que “no hay renovación de clientes, aquí llegas por recomendaciones y con reserva, no queremos hacer esperar a nadie”, pero de todas maneras notamos que si alguien llegará sin reserva, “siempre un espacio se puede hacer”, dicen los hombres. En Marcos esta la responsabilidad de la atención, comenzando a estudiar inglés él cree que es necesario “capacitar al equipo de mozas” porque recibimos un público extranjero que se debe atender como tal. En Mary está verdaderamente el “postre” de la nota, porque en sus delicados platos está ese sabor especial.

Más de 25 años en el sector gastronomía, particularmente con acento rural, ese cumpleaños “interminable” de una familia de San Luis, aquel casamiento de verano para un matrimonio de Austria, o bien las presencias empresariales internacionales que concurren habitualmente hacen de La Casa del Flaco, un distinguido ligar. Todas pequeñas anécdotas que simplifican en forma la atención que proponen como propietarios de un espacio natural, repleto de aromas, inmersos en ese “mundo” de paz y tranquilidad que aflora desde la chacra.